LA HABANA, Cuba.- Este miércoles 27 de julio finalizó la serie de cinco juegos que enfrentó a la selección nacional de béisbol de Cuba y un equipo universitario de Estados Unidos. El tope concluyó con tres victorias para los norteños y dos para los cubanos, y tuvo por sede a los estadios de Ciego de Ávila, La Habana y Pinar del Río.
Si algo llamó la atención de los especialistas fue la pobre ofensiva de los bateadores cubanos, sobre todo en los tres primeros juegos, cuando promediaron tan solo tres hits por cada nueve innings de actuación. En el primer juego conectaron el primer hit a la altura del octavo inning.
Por supuesto que este escaso bateo preocupa a los directivos del béisbol cubano, sobre todo si tomamos en cuenta que, excepto cinco o seis figuras que ahora toman parte en la liga de Japón y en la de Canadá, este equipo cubano reunió a los mejores peloteros de la isla en la actualidad. Además, y aunque el béisbol universitario estadounidense posee una calidad reconocida, aún no son profesionales, como los que tendrá que enfrentar Cuba en la venidera Serie del Caribe a disputarse en febrero próximo.
El manager del equipo cubano, Roger Machado, sugirió la posibilidad de que sus jugadores estuviesen cansados después de casi un año de juego ininterrumpido, que incluyó la Serie Nacional cubana y varios compromisos internacionales, entre ellos la liga Can Am de Canadá.
Si fuese cierto el argumento de Machado, la culpa recaería sobre los jerarcas de la Comisión Nacional de Béisbol, que no acaban de hallar una estructura para la Serie Nacional —tanto en lo cualitativo como su ubicación en el tiempo— que posibilite cumplir los compromisos internacionales, y después garantizar un período de descanso para los jugadores, como sucede, por ejemplo, en las Grandes Ligas de Estados Unidos.
Y, claro, los mejores peloteros habría que reservarlos para las competencias de mayor nivel, como las Series del Caribe, los Clásicos Mundiales, o los contratos internacionales que vayan apareciendo. Sería conveniente que los dirigentes cubanos abandonen ese afán de campeonismo que los invade, y optaran por no llevar al equipo nacional a cuanto evento internacional se convoque. A competencias como los Juegos Centroamericanos y los Panamericanos, Cuba podría acudir con peloteros más jóvenes, y así se garantizaría el relevo de las figuras establecidas, muchas de las cuales, además, ansían probar suerte en la Gran Carpa.
El tope contra los universitarios estadounidenses celebrado en el estadio Latinoamericano nos dio la oportunidad de comprobar lo atrasadas que marchan las labores de remozamiento de esa instalación. En especial, sobresale la lentitud en la terminación del techo del estadio. Sin dudas, se trata de una mala noticia par los aficionados que a partir del próximo 6 de agosto irán al Latinoamericano a presenciar los juegos de la venidera Serie Nacional. Podrían estar a expensas de la lluvia y el sol.