El que fuera fiscal jefe de las comisiones militares de Guantánamo entre 2005 y 2007 –durante la Administración de George W. Bush-, el coronel Morris Davis, decidió iniciar una campaña para cerrar el centro de detención en la base naval militar que EE UU tiene en la isla de Cuba tras iniciarse una huelga de hambre en la cárcel que ya suma más de 100 presos –sobre un total de 166-, con más de 20 siendo alimentados por la fuerza para evitar que mueran de hambre y tres hospitalizados.
“Si cualquier otro país estuviera tratando a sus presos como nosotros tratamos a los de Guantánamo lo criticaríamos con dureza y con razón”, indica Davis, que ha acudido al Capitolio con 190.000 firmas solicitando el cierre de la cárcel.
“Durante 25 años serví en la Fuerza Aérea de EE UU y fui el fiscal jefe de los juicios antiterroristas de Guantánamo durante más de dos años. Yo acusé a Salim Hamdan, chofer de Osama Bin Laden; al australiano David Hicks; y al adolescente canadiense Omar Khadr. Los tres fueron declarados culpables y luego fueron liberados de Guantánamo. Más de 160 hombres que nunca han sido acusados de ningún delito, y mucho menos condenado por un crimen de guerra, permanecen en Guantánamo sin un final a la vista”, explica Davis al solicitar el apoyo ciudadano a su campaña.”
Hace más de tres años que 86 internos cuentan con el visto bueno de la Administración para regresar a sus países. De esos 86 presos, 56 son de Yemen, pero el presidente Barack Obama ha frenado futuras transferencias después del intento de atentado el día de Navidad de 2009 por parte de un yemení y la base de Al Qaeda en ese país asiático frente al cuerno de África.
Davis abandonó su puesto en 2007 como fiscal jefe al frente de las comisiones militares de Guantánamo después de que la Administración de Bush nombrara como superiores suyo a funcionarios que habían aceptado usar pruebas y confesiones btenidas bajo la práctica del waterboarding -ahogamiento simulado y considerado tortura-.