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LA HABANA, Cuba. -Luis Enrique Rosabal Rodríguez, conocido por Luisito, es quizás el equivalente de lo que en su momento fue el Caballero de París, el personaje más pintoresco de La Habana. Se le puede ver en cualquier parte con su estrafalaria carretilla, donde se halla su propia casa y los instrumentos que toca. Cuando hace su aparición, la gente escucha atentamente. Al terminar su función callejera, dejan dinero y lo bendicen. Ahora Cubanet lo acerca a sus lectores:
¿Cuántos años lleva viviendo de esta forma? Y cuénteme cómo fue que comenzó a hacerlo.
-Ya son 30 años. Empecé en Bayamo, donde nací. Toco desde los 8 años. Iba con una lata, un clavo y un tete en la boca. Tocaba en la terminal de ómnibus.
¿Sabe algo de música? ¿Cómo hace para tocar varios instrumentos?
-Lo hago de oído, creo que es un don, una magia que nace con cada persona. Los músicos que me ven me felicitan. La música me relaja y me entretiene. Es lo que me gusta hacer.
¿Qué música toca?
-Hago todo tipo de género, y también cosas que me pide la gente.
¿Cómo vino a dar con La Habana?
-Vine de niño, de visita, y me quedé. Comencé mi vida solo, como una aventura nueva. Me busqué un vagón y unos cajones de madera. Vivía en la calle, otras veces alquilaba un cuartico por ahí…
¿Tiene estudios?
-Sé leer y lo otro lo he aprendido en la calle con la gente. Todo lo he aprendido por mí mismo.
¿Y la carretilla cuando la construyó?
-En 1998. Cada año la modifico, le agrego más cosas, pero es la misma más o menos. Si no fuera por la carretilla no sé qué hubiera sido de mí en La Habana.
Veo que tiene símbolos patrios…
-Sí, porque soy cubano, y me siento orgulloso de serlo.
¿Lo hace todo en la carretilla? ¿Cómo se baña y come?
-Antes lo hacía casi todo, ahora solo guardo los instrumentos. Duermo donde me coja la noche. Ya no cocino, compro la comida en la calle. Me baño en casa de mis amigos, donde siempre tengo las puertas abiertas.
¿Y si se enferma?
-Nunca me he enfermado.
¿Qué edad tiene ahora? ¿Seguirá así toda la vida?
-40 años. Llegará el momento en que no pueda hacerlo más. Lo haré hasta que Dios me lo permita. Cuando esté viejo me meteré yo mismo en un asilo.
¿Tiene familia?
-En Bayamo me quedan unos primos, y aquí en La Habana tengo unas parientas, pero nunca las he visto. Estuve casado una vez, sin hijos.
Recuerdo que, tiempo atrás, Julio Acanda lo incluyó en su programa televisivo “Somos Cuba”, y también Alfredito Rodríguez para “En familia con Alfredo”. De qué le sirvió esto. ¿Le pagaron algo?
-No. La televisión no paga nada, pero me hicieron más famoso.
¿La gente le da dinero cuando termina de tocar?
-Sí, siempre. Alguna gente hasta me bendice.
¿Ha probado tocar en zonas turísticas?
-En algunas me dejan trabajar y en otras no.
¿La policía lo molesta?
-A veces sí, hoy mismo aquí en este parque (Parque Fe del Valle), llamaron a la policía porque molestaba a los vecinos. Me pidieron el carnet de identidad, y como no tengo, dijeron que me fuera lo más pronto que pudiera. Ellos me conocen y me dejan tranquilo.
¿Usa algún documento de identificación?
-No, hace tiempo que se me perdió, me identifico con mi carretilla.
¿La Seguridad Social ha hecho el intento de ayudarlo?
– Nunca. A nadie le ha interesado. Te digo una cosa: aquí el que no tiene padrino no se bautiza. Ahora todo se hace por dinero, a la gente la mueve solo el dinero. Casi se todo se obtiene así.
¿Cuánto gana al día?
-Unos 100 pesos (4 dólares) o más, depende. Pero usted no sabe todo lo que tengo que caminar…, trabajo mucho en los pueblos fuera de la capital, en la playa, en El Rincón, un día llegué hasta Pinar del Río caminando…
¿Le alcanza para vivir?
-Sí me alcanza, porque, como dice el refrán: “Para qué ser ricos si al final seremos pobres”.
Le doy las gracias a este peculiar músico callejero, que en principio rechazó un billete de mis manos y me dijo:
-Solo lo aceptaré después de que toque mi música, aunque llamen otra vez a la policía.
Ojalá tenga salud y una larga vida, donde quiera que esté.