CHIRIQUÍ, Panamá.- La tarde del jueves 5 de mayo sorprendió a cientos de cubanos. El precio definitivo de los pasajes desde Panamá hasta México, y de ahí a Estados Unidos se transmitía a través de llamadas y mensajes. Algunos se negaban a creer que fuera cierto, pues habían estado minutos antes en las oficinas de migración de la frontera y una de las funcionarias se negó a ofrecer información.
Ante la incertidumbre las expectativas aumentaban, al fin ocurría lo que algunos creen un verdadero milagro. Pero lo que sorprendió a los migrantes varados acá no fue en sí la noticia de la pronta venta de pasajes, sino el precio elevado de los mismos. Se informada que su costo definitivo era de 805 dólares con considerables rebajas para niños menores de 12 años, sin incluir el traslado en buses desde Paso Canoas y Gualaca hasta el aeropuerto de Tecumen en Ciudad Panamá, lo que contrasta con el precio de los pasajes de la operación anterior, consistente en 523,50 dólares. De esta forma, los actuales migrantes deberán pagar casi 300 dólares más si se compara con la solución que ofrecieron a sus predecesores.
Hay varios aspectos que han causado el descontento general de los cubanos. El primero de ellos está en relación con el elevado costo del pasaje. Téngase presente que se trata de una “ayuda humanitaria en circunstancias especiales”, lo que al parecer han dejado a un lado las autoridades responsabilizadas con la actual operación.
La mayoría de los que han emprendido el éxodo actual no tiene los recursos para asumir el pago de su viaje, y en su mayoría dependen de lo que sus familiares y amigos le puedan aportar desde otros países en condiciones de préstamos temporales; lo que resulta más difícil cuando se trata de matrimonios, parejas o familias más numerosas.
Esto ha despertado el interés por indagar en las posibles causas de este elevado costo. La mañana del viernes, frente al hotel Milenio, algunos integrantes de una multitud que esperaba para un posible chequeo médico especulaban acerca de la posibilidad de que se tomara parte de lo que algunos pagaban para asumir los gastos de aquellos que definitivamente no tenían el dinero para viajar. Otros afirmaron que estaban pagando con esto lo que han recibido por concepto de ayuda humanitaria.
Un pinareño que ha permanecido acá por más de tres meses declaró: “Esto no tiene nada de humanitario, hay que considerar todo lo que hemos gastado durante estos meses que llevamos aquí”. Por su parte, un capitalino con grandes proyectos de vida a su llegada a E.U. resumió la idea así: “excesivamente caro”.
La tarde del sábado durante la espera para la compra de boletos en la sede de migración de Chiriquí seguimos indagando en el tema. Para un holguinero que fue administrador de tiendas del CIMEX en Cuba, “los precios son muy altos, no estamos en condiciones de poder pagar los pasajes, nadie esperaba esto”. Sin embargo, unos simpáticos gemelos adolescentes de Caibarién nos dieron una verdadera disertación acerca de seguridad social, de leyes de protección y de mecanismos de este tipo en todas partes del mundo.
Otro aspecto a considerar es el relacionado con la forma casi secreta en que se ha manejado la polémica de los pasajes.
Los medios oficiales de comunicación, entre ellos el noticiero estelar de la televisión, con un nivel de excelencia y multitud de seguidores, han guardado total silencio. Solo se realizó una reunión en los albergues de Gualaca, en la que una funcionaria informó acerca del inicio de la venta y los precios definitivos de pasajes, previa advertencia de “no fotos, ni celulares encendidos”, lo que más tarde difundieron las redes sociales bajo el subtítulo de “secretismo de las autoridades panameñas”.
Este secretismo perjudica sobremanera a aquellos que no permanecen albergados; sino alquilados en casas de familia, cuya única posibilidad de comunicación es a través de llamadas y mensajes de sus compatriotas de estos sitios.
Como requisitos para la compra del boleto se encuentran, además del dinero en efectivo, tres fotos, un chequeo médico y fotocopia del pasaporte. La mañana del viernes desde muy temprano, en áreas cercanas al hotel Milenio, se congregaba un inmenso grupo de migrantes a la espera del chequeo médico, lo que finalmente no tuvo lugar en este sitio sino en el centro de salud de Paso Canoas, a pesar de haberse informado acerca de su realización en el Milenio.
Para sorpresa de muchos, nadie fue examinado, no se tomaron los signos vitales, no se realizó entrevista para indagar en posibles antecedentes; solo tomaron el nombre, número de pasaporte y se preguntó por el grupo sanguíneo, pero sin verificación. Al final entregaron un papel firmado por alguien que se supone sea uno de los médicos enviados por la dirección del centro de salud de Bugaba, según me informó la secretaria del director.
Por otro lado las oficinas sucursales de la Western Union de las localidades de David, Bugaba y Paso Canoas están colapsadas ante la multitud que desde el amanecer espera para recibir las remesas procedentes principalmente de Estados Unidos. Ya a las diez y treinta de la mañana del pasado viernes se anunciaba que se había “acabado el dinero”. Un joven informático de la Isla de Pinos expresó: “Hay falta de organización, las cosas se dicen sin precisión y de manera inesperada, las Western nunca tienen dinero y te limitan la cantidad en caso de que lo tuvieran”.
En estas circunstancias las oficinas de migración de Chiriquí trabajan día y noche desde el pasado viernes en la venta de pasajes y trámites relacionados. Los cubanos han permanecido en largas filas, sin dormir, sentados en los pisos en la espera de su turno. Alrededor de las diez de la noche del pasado sábado se habían vendido ya más de 1200 pasajes y se había colocado las listas oficiales de los primeros vuelos correspondientes al lunes y martes.
Independientemente del descontento por los altos precios y algunos aspectos de tipo organizativo, los cubanos se sienten agradecidos del gobierno panameño que preside Juan Carlos Varela por el apoyo ofrecido durante estos meses y por su determinación de trasladarlos a territorio mexicano y desde allí a Estados Unidos, lo que deberá considerarse siempre que se traten temas relacionados con conceptos de ayuda humanitaria y derechos humanos.