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LA HABANA, Cuba – Entre los días 5 y 11 de octubre se está desarrollando en La Habana el primer Foro Itinerante de Arte Urbano (FIAU), un festival que, nacido de la conjunción de múltiples iniciativas culturales de carácter personal en función de lo social, busca ofrecer un espacio para visualizar y promover aquellas formas de expresión artística como el grafiti, el teatro callejero, la música urbana y alternativa, nacidas del barrio y practicadas en él, pero no siempre asumidas como verdadero arte desde las academias y las instituciones culturales vinculadas a ellas.
En el seno de la comunidad del Santo Ángel, el mismo barrio que inmortalizara Cirilo Villaverde en “Cecilia Valdés” y donde fuera bautizado nuestro apóstol José Martí, se desarrolla esta fiesta popular donde grafiteros, DJ, zancudos, músicos y bailadores de break dance, establecen alianzas y comparten espacios con noveles artistas cubanos y extranjeros, formados en las escuelas de arte, pero que desean exponer su obra de esta manera especial, ya que el FIAU es un evento cultural autopresupuestado y autosustentado desde las iniciativas privadas del barrio (pequeñas empresas pertenecientes a cuentapropistas y proyectos culturales individuales) y que no recibe el apoyo financiero de ningún organismo o institución cultural estatal.
La joven teatróloga María Victoria Ballester, directora del Foro y, a su vez, productora general de proyecto teatral callejero Gigantería, nos comentó sobre los propósitos del evento: “Nosotros buscamos visibilizar el trabajo de ciertos artistas, el evento se dirige a pensar desde los espacios de arte hasta los espacios domésticos, los negocios, todos los espacios, no solo desde la calle. Se trata más bien no de promocionar a los artistas sino de promocionar una cultura”, explica María, que además señala que todos los gestores del proyecto son jóvenes, artistas o con inquietudes artísticas, que reciben el apoyo de otras iniciativas individuales ligadas a lo económico, fundamentalmente de “Arte Corte” que, aunque auspiciada por la Oficina del Historiador, es una microempresa de peluquería autónoma. Su dueño, Gilberto Valladares, más conocido por todos en el barrio como “Papito”, fue uno de los primeros en pasar del sector estatal al cuentapropismo y, desde hace algún tiempo, con las ganancias que le genera el negocio, ha emprendido una serie de iniciativas encaminadas a transformar la comunidad de manera positiva, creando beneficios desde lo cultural. Analizando su experiencia, piensa que sin dudas por ahí estará el futuro del trabajo social comunitario.
“El futuro está en la microempresa y no en la macro. En cómo poner al hombre en el centro y desde nosotros mismos impulsar”, nos dice Papito. “Yo soy consciente de que el mundo no lo voy a arreglar pero si otros, en otros barrios, comienzan a imitar, hay un punto en donde nos encontraremos y se pueden hacer grandes cosas”.
Involucrado en la vida del barrio, preocupado por los que más necesitan y estimado por todos los vecinos, Papito es un verdadero mecenas. No solo aporta al FIAU, sino que ha fundado, con dinero de su bolsillo, varios talleres totalmente gratuitos dirigidos a los jóvenes desvinculados del estudio o el trabajo y que son víctimas de la violencia o que han sido presa de las drogas o el alcohol, o que, simplemente, están en desventaja social por algún tipo de discapacidad o por factores económicos adversos:
“Hacemos trabajo social con los niños, jóvenes y abuelos, hacemos talleres para jóvenes desvinculados del estudio y que son víctimas de la sociedad o de la propia familia (…) Hicimos alianzas a escala nuestra con el gobierno local, la Oficina del Historiador, con empresas como Havana Club pero trabajamos más con el capital humano y en esto las alianzas son muy buenas (…) Les enseñamos oficios, a pelar, a pescar, los sacamos de la calle y les inculcamos valores (…) Tenemos una bolsa de empleo comunitaria, creada por nosotros mismos, los cuentapropistas. Generamos empleos para la comunidad. Mira, ese muchacho que vende allí [nos señala a un joven que vende helados en un extremo del callejón donde se desarrolla el FIAU], logramos sacarlo de las drogas (…) Con este trabajo, desde lo cultural, se crea un encadenamiento de beneficio social (…) Hay profesores que vienen a dar clases al taller, son cuentapropistas que vienen voluntarios a ofrecer sus conocimientos”.
Uno de los principales gestores del primer Foro Itinerante de Arte Urbano, es Roberto Salas, director del proyecto teatral “Gigantería”, muy conocido por sus más de 3 000 intervenciones artísticas y performances desarrollados a diario en las calles de la Habana Vieja. Bailarines y músicos en zancos, estatuas vivientes, malabaristas, son los integrantes de esta popular agrupación.
“La idea original del Foro es de María [Victoria Ballester], que es nuestra productora general y Papito, director de ‘Arte Corte’, es el anfitrión territorial (…) Promocionamos otras manifestaciones: grafiteros, DJs, bailarines, malabares, músicos en espacios públicos; es un evento atípico a los circuitos de promoción y producción de espectáculos en Cuba, es un evento que ha sido autogestionado por el grupo con un formato de gestión atípico con respecto a los eventos que se hacen con grandes presupuestos, esto más bien se ha trabajado a partir del potencial humano de quienes se han querido involucrar en el Foro”, explica Salas.
Este organizador añade que “el Foro culminará con la Quema de la Tarasca, que es un títere que era parte de la tradición habanera y de sus procesiones religiosas. Descontextualizado de eso, se ha convertido en el motivo de una performance que hemos venido haciendo desde hace cuatro años aquí en el barrio (…), es una especie de dragón que se pasea por diferentes barrios para que las personas escriban sobre la tarasca lo que quieren quemar en sus vidas (…), es un carnaval profano para quemar lo malo. Miles de personas vienen con listas de todo lo que quieren quemar en su vida, el desamor, la falta de dinero, la incomprensión, la homofobia, la falta de cosas básicas que la gente necesita expresar para quemarlas y erradicarlas simbólicamente. Eso será al atardecer del día 11”.
El barrio del Santo Ángel fue el lugar donde, hace apenas unos meses, a la actual Embajada de los Estados Unidos se le permitió, por primera vez, desarrollar una actividad cultural con los vecinos del lugar.
Durante el Foro Itinerante de Arte Urbano, los habitantes y quienes transiten por la zona podrán apreciar de cerca el trabajo de grafiteros cubanos como Yulier P. y de extranjeros como el norteamericano Mastrappa, intervenciones artísticas de todo tipo incluyendo la labor musical de varios DJ, presentaciones de discos de productoras cubanas independientes –como Guámpara Music, de Santiago de Cuba–, proyecciones de filmes a cargo de la familia del cineasta Humberto Solás, muy vinculada a la barriada y al Foro desde lo económico y lo cultural.