GUANTÁNAMO, Cuba.- Este miércoles 21 de junio, a las diez de la mañana, acudí a la Unidad Provincial de Delitos contra la Seguridad del Estado (UPDCSE) para cumplir con una citación del primer teniente del Ministerio del Interior (MININT) Miguel Estrada Garbey.
Entre el 2014 y esta vez he sido citado seis veces y detenido en dos oportunidades por mi labor como periodista independiente, en franca violación de lo establecido en los artículos 242 y 243 de la Ley de Procedimiento Penal. También me han amenazado con encausarme si voy a la zona de Maisí a indagar sobre lo ocurrido tras el paso del huracán Matthew. Todas han sido acciones ilegales de la Seguridad del Estado, como ilegal ha sido esta nueva citación cuyo motivo, “una entrevista”, tampoco tiene sustento en la ley, pues un encuentro de tal naturaleza es voluntario, concertado entre dos o más personas y pasa por el interés común de sostenerla. En caso de que me hubiera negado, como advierte la citación, podía ser acusado por un delito de Denegación de Auxilio y ya sabemos que nada se puede esperar de la Fiscalía General de la República ni de los tribunales cuando se trata de apoyar los derechos de los ciudadanos frente a los abusos de la Seguridad del Estado.
El oficial que me citó fue uno de los que participó en mi detención ilegal el 21 de marzo del 2014, cuando iba a impartir una conferencia sobre la Constitución cubana. Me dijo que “la entrevista” era para hacerme dos actas de advertencia por las noticias que CubaNet publicó los días 2 de febrero, 4 de abril y 3 de mayo de este año con los títulos “Dudosa acusación contra opositor guantanamero”, “A juicio opositor guantanamero” y “Violento primero de mayo en Guantánamo”.
A continuación dijo que quería dialogar, pero le respondí que no tenía nada que dialogar con él, mucho menos desde una posición de fuerza e ilegal, pues si iba a hacerme dos actas de advertencia tal detalle debió consignarse en el motivo de la citación y no fue así. Le pregunté si había citado a Julio César Cuba Labaut, periodista de Venceremos, órgano oficial del comité provincial del partido comunista en Guantánamo, para hacerle también un acta de advertencia, pues lo que publicó el 12 de mayo de este año con el título “Primero alegría y disciplina” coincidía ampliamente con lo escrito por mí. Agregué que cuando escribí la noticia desconocía que, además de los dos fallecidos reconocidos oficialmente —aunque muchos guantanameros aseguran que fueron más de seis—, hubo más de 25 personas heridas por armas blancas en varias de las trifulcas ocurridas ese día. Con ese saldo de muertos y heridos es indudable que aquí el Primero de Mayo fue un día violento. Pero a los mandantes de Guantánamo no les gustó esa noticia y el periodista independiente soy yo, no Julio César Cuba Labaut.
En cuanto a las otras noticias, me acusó de afirmar que fueron los oficiales del MININT quienes colocaron la droga en la vivienda del opositor pacífico Héctor López Cuba cuando hicieron el registro de su domicilio. Sin embargo, quien las lea se percatará que referí lo expuesto por los familiares del detenido y que en la segunda de ellas aclaré que CubaNet no había podido corroborar ni desmentir las versiones ofrecidas por estas personas.
Luego —como si fuéramos amigos de toda la vida— me invitó a que le comentara mis impresiones sobre el discurso del presidente Donald Trump el pasado 16 de junio en Miami y cuando le respondí que le pidiera a sus jefes la grabación de la entrevista que ese mismo día me hizo Radio Martí sobre el tema, me informó que por eso no me iban a permitir viajar a Jamaica el próximo mes de julio. Ahí fue donde entendí que la cita obedecía a la política pavloviana que aplica la seguridad del estado.
Como CubaNet informó oportunamente, el pasado 13 de abril intenté prorrogar mi pasaporte y me informaron en la unidad de trámites del carnet de identidad de Guantánamo que tenía prohibido salir del país y que no podían darme información, que me quejara ante el Departamento de Atención a la Ciudadanía del MININT, lo cual hice. Unos veinte días después se apareció en mi domicilio el oficial Ayala, quien me dijo que ya podía prorrogar el pasaporte, pero que si seguía escribiendo como lo estaba haciendo, en vez de viajar a Jamaica, iba a ir preso.
Como seguí escribiendo, esperaron a que obtuviera la visa en la embajada de Jamaica y sacara los pasajes para comunicarme esta decisión que me causa un perjuicio económico, lo mismo que han hecho a otros periodistas independientes y opositores.
Ellos saben que el viaje era para encontrarme con mi hijo menor, a quien no veo desde el 2012 y al que “el humano, justo y democrático socialismo cubano” le impide entrar al país hasta el 2020 por el “delito” de haber abandonado la misión de trabajo en Venezuela. También —con mucho sacrificio de él, que ha ahorrado dinero desde hace meses para garantizar nuestro hospedaje en Jamaica— iba a conocer a su novia, con quien va a casarse allí, pero desgraciadamente en Cuba hay muchos esbirros que se alegran haciendo daño a otros cubanos.
Si creen que van a lograr algo conmigo por la fuerza están muy equivocados. Aún en las más difíciles condiciones voy a seguir luchando por mi libertad. A Dios le pido fuerzas para enfrentar tanta discriminación y abusos y para vivir sin odios ni resentimientos, y que jamás, bajo ninguna circunstancia, me permita ser parte de esa maldad ni de ninguna otra.