LA HABANA, Cuba. -“Al parecer Dios bajó y metió la mano. ¡Nos van a restaurar la cancha!”, nos expresó con alegría José Lázaro, un asiduo practicante de este deporte en el territorio, al ver la remodelación que en sólo unos días, se ejecutó en la popular área de baloncesto de la céntrica calle 23 y B, en el Vedado.
Como parte del programa “Baloncesto Sin Fronteras” de la Asociación Nacional de Baloncesto estadounidense (NBA) representantes de esta organización y la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) viajaron a Cuba en la última semana y entregaron donaciones en implementos y materiales, destinados -entre otras cosas- al remozamiento de la cancha número uno de la Ciudad Deportiva, la cancha conocida como la Mariposa del Instituto Superior Manuel Fajardo y la ubicada en la calle 23 y B del Vedado.
Esta última se encontraba maltrecha y subutilizada, sin atención de ninguna índole por parte de la autoridades deportivas del capitalino municipio Plaza de la Revolución, desde hace varios años. Su funcionamiento se debía enteramente a la voluntad y al esfuerzo de los aficionados que allí practican el baloncesto, quienes con sus propios recursos, además de llevar los balones para jugar, acometieron la reconstrucción de los rústicos aros de una de las dos canchas con que cuenta esta instalación. También acostumbraban a recibir aportes de amigos extranjeros que donaban balones, rodilleras, camisetas, tenis, tobilleras, entre otros implementos.
La inversión que ha hecho la NBA en esta cancha se ha convertido en una novedad, no solo para sus asiduos que no salen del asombro al ver como en un pestañeo este lugar cambió de la noche a la mañana, sino también para los dueños de las edificaciones colindantes. Ahora se han colocado aros nuevos con fondo de acrílico en ambas canchas, ubicados perfectamente a 3,05 m de altura, e introducidos 1,20 m dentro del rectángulo de juego, provistos de los basculantes homologados.
María Tanita, una admiradora del baloncesto, y que reside en el caserío ubicado a unos metros de la cancha, declaró: “Gracias a las protestas de toda la comunidad en solidaridad con los deportistas del lugar, es que se ha podido conservar esta instalación. El Estado quería convertir este sitio en parqueo de vehículos para el edificio que queda cruzando la calle, que anteriormente pertenecía a la Juventud Comunista, dirigida por Otto Rivero, y que es donde actualmente radica la Contraloría General de la República.”
Esta visita, gestionada presumiblemente a raíz de las recientes conversaciones del gobierno cubano con el de Estados Unidos, ha traído a la Isla al Subcomisionado de la NBA, Mark Tatum el presidente de la FIBA, Horacio Muratore, al afamado basquetbolista Steve Nash, dos veces ganador del MVP de la NBA, Dikembe Mutombo, miembro del salón de la fama, y embajador Internacional de esta liga y Ticha Penicheiro, leyenda de la WNBA. Todos ellos visitaron el pasado viernes la cancha de 23 y B.
“Es un día maravilloso para el baloncesto cubano y para nuestra federación”, afirmó el presidente de la Federación Cubana de Baloncesto, Ruperto Herrera. “Resulta magnífico que la NBA y la FIBA colaboren con los entrenamientos de los jóvenes y el desarrollo de este deporte en nuestro país”, agregó.
Herrera fue miembro de aquel equipo del Munich-72, ganador del bronce olímpico y cuarto lugar en el Mundo Básquet del año 74 en Puerto Rico, integrado además por Pedro Chapé, Alejandro Urgellés, Miguelito Calderón, Tomas Herrera, Conrado Pérez, Rafael Cañizares y Juan Domech.
Aunque mucho ha llovido desde entonces para este deporte que tanto gusta en nuestro país hay que lamentar que durante todo el periodo comunista sólo dos basquetbolistas del patio han jugado en la NBA, aunque brevemente. Ellos son: Andrés Guibert, con 22 juegos para el Minnesota entre los años 93-95, y lo siguió Lázaro Borrell que jugó 17 juegos con el Seattle en el 99-2000.
Esperemos que con el acercamiento entre Cuba y EEUU esta situación cambie, y que el único impedimento para que los jugadores de hoy participen profesionalmente en campeonatos en el extranjero, sea puramente deportivo.