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CIENFUEGOS, Cuba.- Caunao Sur, un caserío ubicado cinco kilómetros al este de la ciudad de Cienfuegos, agrupado en cincuenta bloques de casas biplantas, sufre los efectos de la mala planificación, la escasez de recursos, la falta de pertenencia de los constructores y el desvío de materiales, un fenómeno recurrente en las obras constructivas estatales. La persistencia de estos males afecta la vida de sus habitantes, que ya comienzan a despertar de su “viejo sueño”.
Midalis Margarita Crespo, Delegada de la Circunscripción, recuerda que “todos los que llegamos aquí traíamos la idea de que Caunao Sur sería un proyecto nuevo, con algunas comodidades. Se nos había dicho que no íbamos a tener que salir de aquí, pues aquí lo tendríamos todo”.
“Las carencias comenzaron a hacerse sentir de inmediato”, comenta Tania Reyes García, fundadora de la comunidad, quien afirma que “las dificultades con el bombeo de agua, la carencia de transporte y de comunicación telefónica, las tupiciones continuas en la red hidrosanitaria y los graves problemas constructivos nos hacen la vida poco agradable”.
Reyes García enfatizó que “aunque la situación con el transporte es grave, porque el ómnibus rutero entra al reparto cuando se acuerda, el problema que más nos golpea es el bombeo de agua hasta los hogares”.
Sobre este tema, Yoel Gutiérrez, presidente del CDR (Comité de Defensa de la Revolución), explicó que “la Empresa de Acueducto y Alcantarillado exige como uno de sus requisitos para contratar a un encargado de bombear el agua, que el contratado sea propietario de una de las viviendas, y la mayoría de quienes vivimos aquí no tenemos propiedad”.
Pero los problemas parecen multiplicarse por cien en la comunidad, cuando en los primeros días de cada mes los residentes de Caunao Sur deben recorrer kilómetro y medio para llegar hasta la bodega “La Ceiba” —donde adquieren los productos de la cartilla de racionamiento 1846 consumidores— y hacer una larga fila bajo la inclemencia del sol.
“Todo son problemas y dificultades”, asegura la Delegada, quien se refiere esta vez al problema con las comunicaciones: “El reparto tiene asignado un teléfono público con crédito para tres mil minutos mensuales que se agotan muy rápido. Eso ha originado muchas quejas de los pobladores, por lo que tuve que tomar la decisión de desconectarlo y guardarlo hasta que se adopte un nuevo acuerdo”.
“Pero lo peor sigue siendo el mal estado de los inmuebles”, se lamenta Ángel Cesario Alfonso, un morador de 73 años, quien nos muestra las grietas en las vigas de hormigón que soportan la carga, las losas fracturadas que enchapan la meseta de la cocina, y los fregaderos y marcos de las puertas separados de su base , mientras confiesa decepcionado : “Al llegar aquí, pensé que descansaría, que nunca más tendría que preocuparme, pero la realidad me ha dado un portazo en la cara, y el sueño se rompió”.