PUERTO PADRE, Cuba – Sin embarcaciones para dar el viaje de unos tres minutos que, en un ir y venir continuo entre el amanecer y el atardecer y desde el primer día de julio hasta el último de agosto suelen hacer miles de excursionistas, comenzó hoy oficialmente la temporada de playa este verano en el pequeño pueblo de Puerto Padre, provincia Las Tunas.
Un profundo canal de alrededor de cuatrocientos metros de ancho, por donde arriban los buques a este puerto, se interpone entre el poblado de El Socucho ‒punto de llegada más cercano por vía terrestre‒ y la playa La Llanita, la más concurrida de la provincia Las Tunas. El accidente geográfico hace imprescindible el uso de embarcaciones de pasajeros para llevar a los bañistas que vienen hasta aquí.
La Empresa Provincial de Transporte cuenta con dos lanchas, con capacidad de noventa pasajeros cada una, para el traslado de los vacacionistas durante los meses de verano. Pero al día de hoy todavía esas embarcaciones se encuentran en el puerto de Nuevitas, en la provincia de Camagüey, donde fueron enviadas para repararse.
Según dijo a la radio local Eddy Medina Vallejo, director provincial de Transporte en Las Tunas, las lanchas ya reparadas tendrían órdenes de zarpar rumbo a Puerto Padre “cuando hubiese buen tiempo”; pero el Director Nacional de Navegación Caribe, “el señor Roselló, [a quien] no se le puede llamar compañero” ‒como dijera visiblemente molesto el propio Medina‒, lo impidió y no hubo forma de “hacerlo razonar”, precisándose la intervención del propio Ministro de Transporte.
Ahora hay oleaje, y las embarcaciones de fondo plano no pueden hacerse a la mar. “Para que estén aquí, ahora depende de la Naturaleza”, informó el Director provincial de Transportes. Informaciones no corroboradas difieren de las del director Medina Vallejo: “Todavía estaban [las embarcaciones] sin pintar”, dijo un ex marino de esas lanchas a este corresponsal.
Lo cierto es que las lanchas no están atracadas en el muelle de pasajeros y la población coincide en un comentario: “Siempre es lo mismo”. Según las personas entrevistadas, esas embarcaciones sólo se emplean durante los meses de julio y agosto, por lo que Transportes contó con diez meses para gestionar su mantenimiento o reparación, “pero como todos [en la administración del Estado], son finalistas [morosos].”
Cientos de personas ahora deberán hacer cola para abordar un rústico bote de madera que los lleve hasta la playa, pero dicha embarcación tiene capacidad para dieciséis pasajeros solamente. Para evitar este cuello de botella, la dirección provincial de Transporte, según dijo su Director a la radio local este sábado, ha “coordinado” con la policía de Tránsito para “reducir a cero” la transportación de vacacionistas hasta el poblado de El Socucho.
Hasta que las lanchas de pasajeros no atraquen en el muelle de El Socucho, quienes vengan a Puerto Padre para ir a sus playas, en lugar de cruzar el canal del puerto en tres minutos ahora deberán dar un rodeo de cincuenta y dos kilómetros. Pero con la llegada de las lanchas no se habrá resuelto totalmente el problema. El Ministerio del Interior sólo autoriza la navegación de estas embarcaciones si están fuertemente custodiadas por sus efectivos. Algo similar a la lancha de Regla, en La Habana. La vigilancia es estricta durante todo el día.
Los vacacionistas que no se apresuren se quedarán del otro lado del canal, donde no hay suficiente capacidad de alojamiento, obligados a dormir en la arena. O pueden intentar cruzar a nado el canal, donde ya han muerto bañistas ahogados.
Esos trágicos sucesos podrían haberse evitado si, abiertos los balnearios en julio y agosto, las lanchas de pasajeros trabajasen veinticuatro horas al día. Y no sólo las dos que operan bajo el monopolio del Estado y que aún no han sido devueltas de su reparación, sino cuantas demande el cliente y deje utilidades a sus propietarios. Por lo pronto, quienes deseen hacerle los honores a la llamada “temporada de playa” deberán esperar para disfrutar del verano.