LA HABANA, Cuba: -La legisladora estadounidense por el estado de Michigan, Debbie Stabenow, mantuvo el pasado lunes una reunión “muy fructífera” con el ministro de Agricultura y Ganadería cubano, Gustavo Rodríguez. ¿Conversarían sobre los abusos de esta institución con el sector ganadero?
Miembros de la cooperativa Antonio Maceo de la capital habanera protestan en su Asamblea de Balance por los precios que le paga la Industria Láctea y el Combinado Cárnico, por las ventas de leche y de ganado. La Asociación de Agricultores Pequeños que los representa, les pide confianza y que sigan produciendo, sin hacer nada por sus asociados.
Los campesinos pertenecientes al municipio de Boyeros, al evaluar dos años de trabajo manifiestan su inconformidad por los bajos montos que le pagan, las empresas del Ministerio de la Industria Alimenticia. Según ellos, las entidades se enriquecen a costa de sus esfuerzos, transforman sus productos en queso, mantequillas, yogur, picadillo, mortadella, hamburguesas, entre otros, y los venden a precios desorbitantes en las tiendas.
CubaNet pudo recoger sus declaraciones:
Rolando Rodríguez Viera, considera: “Los que pertenecemos a la cooperativa, tenemos que vender el ganado a la industria, es un mecanismo diabólico, nos deben pagar por el ganado de primera sobre unos 0.38 centavos de dólar por kilogramo (kg), pero hacen lo que les da la gana, la factura viene con menos dinero del que nosotros pensábamos, es una estafa, pues se llevan el ganado sin pesar, eso no es correcto, nosotros cuando vendemos debemos saber cuánto vale nuestro ganado”.
Continúa Rolando: “La mayoría de las cooperativas no poseen camiones que cumplan las especificaciones para el traslado y pesaje del ganado. Y la empresa estatal que está obligada a pesarlo, no lo hace hasta que llega al matadero, allí le ponen el peso ante un representante de la cooperativa, que no es ni ganadero, te puedes imaginar. Mira el rejuego que hay, la carne debe sobrar en el bolsillo de otro. Al final pensaste que te pagarían 5 mil pesos [225 dólares] por un torete de primera y te pagan la mitad. Así es como estamos, nos pasamos un año cuidando un animal y no te lo pagan ni a dólar por día, pero el estado le saca el doble de su precio”.
Por su parte Damildo Rangel refiere: “Los camiones de los mataderos, no traen medios de pesajes. La industria no permite o autoriza por acuerdos que el ganado en venta, sea pesado en la finca del productor o en el punto de la cooperativa, todo está diseñado para estafarnos. Protestamos todos los meses, pero nadie del Ministerio de la Agricultura y la Industria, viene a discutir nuestros problemas. La Asociación Nacional de Agricultores pequeños (ANAP), lo sabe a los diferentes niveles, piden que produzcamos, pero nuestra familia de que vive. Es desvergüenza, lo que hay contra nosotros, mejor regalamos la leche y la carne”.
Elier, dirigente de la cooperativa, dijo: “La gente está descontenta. Aquí repetimos y repetimos y no pasa nada. Los jefes de la agricultura son los primeros, no se ocupan de los problemas de los campesinos, después vienen a las asambleas y nos quieren meter un cuento, ¿Qué van a exigir? por eso se vende el litro de leche a cinco y diez pesos, de que van a comer los guajiros, si duermen cuidando las vacas y los caballos que son sus únicos sustentos y se lo pagan muy mal, para colmo viene un cabron le roba un animal, lo mata, vende clandestinamente su carne hasta 2.5 dólar la libra y el ganadero que perdió su res tiene que hilar fino, porque puede ir preso”.
Enrique, ganadero y horticultor, expresó: “Ya no sabemos qué hacer con la industria láctea, hasta el termo que tenía lo puse al servicio de la cooperativa y la leche sigue dando resultados de calidad regular, ahora nos pagan cerca de 0.06 centavos dólar el litro de leche. La leche nuestra la mezclan en el camión termo con las de otras cooperativas. ¿Cómo pueden saber la calidad de nuestra leche? Ellos hacen un control de calidad una o dos veces al mes y sacan sus normas de calidad para pagarnos, eso es un maltrato al productor, nos roban a la cara, lo peor es que eso no es contrarrevolución. Ahora, si somos los productores los que desviamos la leche, cuídate que hasta la finca te la pueden quitar”.
La falta de incentivo y estimulación al sector ganadero del país, repercute en la deprimida ganadería cubana y en su beneficiario final, el pueblo. La Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) en el 2013, se abstuvo en dar las cifras del inventario físico ganadero del país. Solamente pudieron llevar al sacrificio 386 800 reses ─vacuno y bufalino─, unas 7 500 cabezas más con relación al 2012. Mientras que la producción de leche no superó los 503.6 millones de litros, de un consumo promedio anual de 1 mil 800 millones.
Para conocer, la profunda realidad de la vida de un ganadero, CubaNet, visitó la finca de la familia Rodríguez Viera en el Cacahual, Santiago de las Vegas, a esos efectos pudo conversar con el viejo Lázaro Rodríguez, productor de leche y carne hace más de 30 años, quien declaró para nuestro portal digital:
“Si observas como vivo, sacarás tus propias conclusiones, más pobre no puedo estar. He tenido ganado toda mi vida, pero en las condiciones que el estado nos han impuesto los precios de la leche y la carne, jamás he podido tener nada, sobrevivimos”.
“Mira la corraleta donde duermen las vacas paradas toda la noche, al lado ordeño a la interperie y cuido de los terneros. Tuve que hacer una nave enrejada completamente para los caballos, pegada a la ventana de mi cuarto, y él tubo que aprisiona la puerta de la caballeriza entra por la pared de la casa donde le pongo el candado para asegurarme de los ladrones. Apenas duerno en la noche, ni una escopeta tengo para cuidar de mi propiedad, menos aun de los utensilios de un ganadero, ni de alambres para cercar, sus precios están por las nubes”.
“A mí me quedan dos afeitadas, pero el futuro de mi hijo que nació entre las reses y caballos es mucho peor al que yo he tenido. Le robaron una yegua que valía 20 mil dólares, te puedes imaginar, casi se me vuelve loco. La tenía de reproductora, cada potro podía venderlo muy bien. También un rayo le mató una vaca, se llamó a la policía, el veterinario vino, para que contar, tuvimos que quemar la res con petróleo, sin aprovechar ni una libra de carne. Eso no es vida para un ganadero, que ni como dueño pueda aprovechar el vacuno accidentado y que el propio estado ni se ocupe de aprovecharla”.
“Del precio de la leche y del vacuno, estamos esperando una obra de caridad, porque hasta hoy, todo sigue igual como se planteó en la asamblea. No hay solución para nosotros, 56 año ya pasaron, entramos en el 57, y los jefes viven mejores que nosotros sin producir nada, lo único que saben hacer es ‘bla, bla, bla’”.
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