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ARTEMISA, Cuba.- Muy adentrada en el monte, a varios kilómetros de distancia del Municipio Güira de Melena se encuentra una de las vallas clandestinas de peleas de gallos más concurridas y visitadas de esta provincia. El acceso es bien limitado y no cualquiera puede llegar sin una recomendación o acompañando a alguien de confianza. Cientos de metros antes de llegar al inhóspito lugar se pueden escuchar los gritos por apuestas y pregones de todo tipo.
De la seguridad se encargan dos exconvictos en libertad condicional, apodados “El Toto” y “Matunga”. Ambos aseguran que, “el que forme lío aquí o no quiera pagar una apuesta se las tiene que ver con nosotros. No se lo aconsejamos a nadie, varios han terminado en el hospital. De aquí sale la comida de los chamas”.
A cambio reciben un pago de 500 pesos (unos 20 dólares) la jornada, que comienza a las 12:00 p.m. y se extiende hasta las 7:00 p.m.
En el apartado lugar una serie de quioscos improvisados, construidos de “palo de monte” —como señalaron algunos de los vendedores—, venden a los visitantes todo tipo de bebidas alcohólicas y comida. La entrada a la valla tiene un valor entre 50 y 120 pesos (entre dos y cinco dólares). Eso dependiendo de la cercanía de los asientos a la arena.
Las cámaras están prohibidas, las apuestas no tienen límite y nada que ponga en peligro el negocio es bienvenido.
El Pesaje
Para el pesaje de los gallos la valla tiene contratado a otro exconvicto apodado “El Pelusa”, también recibe unos 500 pesos por encargarse de pesar cada animal que vaya a pelear.
“Los dueños y apostadores después de pesar cada gallo comienzan a cazar las peleas entre gallos del mismo peso y a jugarse el baro (dinero)”, dijo “El Pelusa”, que tampoco quiso revelar su verdadero nombre. Su trabajo también consiste en ir anotando en una pizarra improvisada la cartelera con el orden y los participantes de todos los combates de la jornada.
Roberto Quesada, un experimentado criador y entrenador de gallos para las peleas que se encontraba en el pesaje, comentó: “Aquí se juega en caliente, se apuesta siempre por tus gallos, aunque también es bueno apostar un poco en contra para no irse limpio (sin dinero). Problemas por dinero ha habido de todo tipo, eso es normal; pero todo el mundo prefiere las vallas clandestinas que las legales, que siempre ponen muchas limitantes para todo”.
Preparación de las espuelas
Después del pesaje los gallos se preparan para el combate (que casi siempre termina en la muerte de un ave), “la preparación de las espuelas es una tradición de familia que heredé de mi padre. Con esto me gano la vida desde muy joven”, comentó para CubaNet Jorge.
Todo un experto en la preparación de las espuelas de los gallos, Jorge es el más solicitado del lugar. Cobra 60 pesos por su trabajo, que consiste en pegar filosas y largas cuchillas a los gallos antes del combate y asegura, dándose promoción, que “es fundamental preparar las espuelas al gallo con el mejor, para mayor probabilidad de victoria”.
Apuestas antes y durante la pelea
Antes de comenzar el combate ya las apuestas están hechas, pero durante el encuentro se puede subir el monto. “Si ves que tu gallo comienza bien, dando duro y sin huirse (abandonar la pelea) siempre puedes apostar más, es la emoción del combate. Si tu rival también cree que te puede vencer, las apuestas pueden subir mucho durante la pelea”, describe uno de los criadores y preparadores de gallos del municipio Güira de Melena.
“He visto apuestas aquí superiores a los 100 000 pesos (unos 4 000 dólares). Algunos galleros viajan desde otras provincias con sus gallos para toparlos aquí. Es muy común también encontrarse también a algún viejo retirado del Ejército o del MININT. Son a los que más les gustan las peleas y las apuestas”, añadió.
En Cuba existen vallas autorizadas que, irónicamente, pertenecen a la Empresa Nacional para la protección de la Flora y Fauna. “Las vallas de Guillermo García Frías” —un comandante de la Revolución—, como las llaman la mayoría que se mueven en el mundo de las peleas de gallos, presentan más limitaciones y las apuestas se realizan de una forma discreta ya que son “prohibidas”.
“No existe la emoción, la gritería en la pelea subiendo la apuesta, en las vallas legales no se habla de peleas sino de topes. Por eso la gran mayoría de nosotros, los que estamos en este negocio, preferimos las vallas clandestinas fuera del control. Aquí las reglas las ponemos y las quitamos nosotros y nadie viene a decirnos como debemos hacer las cosas”, dijo para este diario Gustavo Ruiz, un criador de gallos para peleas que se encontraba en la valla.
Las peleas de gallos son, para muchos, una variante más de maltrato animal en Cuba. Las autoridades poco hacen para frenar todas estas manifestaciones de abuso, e incluso existen vallas autorizadas como “Alcona”, situada en la carretera de Managua, en las afueras de Ciudad de la Habana. En el país no existe una ley de protección animal.
NOTA: Por razones de seguridad, CubaNet se reserva la identidad de los entrevistados para este reportaje