MAYABEQUE, Cuba.- “Hay mucha gente que quiere navegar por Internet desde sus casas, pero no viven cerca del área que cubre la señal de Etecsa, la cual alcanza apenas el espacio del parque. Mi negocio consiste en llevarle la señal hasta donde viven”. Así comienza su relato “Nestico”, un joven emprendedor que vive frente a una zona wifi.
“Tengo cinco nanostations (equipo para enlaces de conexión wifi de largo alcance) en el techo de mi propiedad apuntando hacia mis clientes. Mi trabajo es llevar hasta sus casas los beneficios de la conexión de Etecsa. Así pueden navegar por Internet y usar el Imo desde el lugar donde residen. Algunos viven a más de dos kilómetros de distancia”, explicó.
“Todos los días le doy gracias a Dios por la apertura de las zonas wifi. Vivir frente a un parque donde hay acceso a Internet es lo mejor que me pudo pasar. Esto se ha convertido en la fuente principal de mis ingresos”, agregó.
“Nestico” cobra una cuota mensual de diez dólares por sus servicios. Espera incrementar sus ganancias, aunque sabe que corre el riesgo de perderlo todo y de ser “marcado” por las autoridades. Y si volviera a intentarlo podría enfrentar cargos más serios.
Mientras tanto el Estado cubano intenta llevar Internet al sector residencial en este año por medio del servicio “Nauta Hogar”, pero es un proceso lento y caro que no cuenta con la infraestructura necesaria para implementarlo aceleradamente.
Llevar Internet hasta los hogares no es el único negocio que existe alrededor de las zonas wifi. Los privilegiados que habitan cerca de estos lugares han percibido la oportunidad de incrementar sus finanzas. Se las han arreglado para abrir negocios gastronómicos, venta de celulares, copia de audiovisuales del paquete semanal, instalación de aplicaciones, asistencia para ayudar a conectarse, reventa de tarjetas nauta, oferta de Internet a precios más bajos compartiendo la conexión, entre otros.
A su vez, se han disparado las oportunidades de renta de los locales que cuentan con la cobertura wifi de Etecsa. Jorge González, un joven informático que trabaja en un taller particular de reparación de celulares cerca del parque, nos dijo que se le presentan problemas que solo puede resolver con conexión a Internet. “Por ejemplo, el desbloqueo de celulares; si necesitáramos algún archivo solo tenemos que conectarnos y descargarlo. Nosotros nos alquilamos aquí para tener la posibilidad de acceder fácilmente a cualquier software que tenga que ver con celulares. Este es el lugar perfecto para este tipo de negocios”, destacó.
Todos los servicios que existen en torno a las zonas Wifi adquieren un nivel extra de importancia por contar con conexión a Internet. Inclusive las casas aledañas han aumentado de precio por tener la suerte de estar en un lugar considerado céntrico y favorecido por la conexión.
Una señora de avanzada edad que no quiso revelar su nombre por temor a las autoridades nos dijo: “Antes de que existiera la wifi ya tenía esta cafetería. Mis ventas aumentaron considerablemente después que hay Internet en el parque, pero mi verdadera búsqueda comenzó cuando decidí vender tarjetas Nauta por la izquierda. Ahora mis clientes meriendan y se conectan en mi local. También alquilo audífonos para hablar por el Imo y ofrezco recargar la batería de los celulares por diez pesos”.
“Este lugar se ha convertido en un espacio de reunión para perseguir intereses relacionados con Internet. Incluso conseguir a un extranjero por Facebook que lo ayude a salir del país”, agregó.
Aunque actualmente el Estado no otorga licencia para cuentapropistas esto no ha significado un impedimento para la inventiva de los cubanos que sacan provecho a las zonas wifi, aun arriesgándose con negocios ilegales.