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LA HABANA, Cuba.- “Si la censuraron, hay que verla”, dijo Mariselys Hernández refiriéndose a la serie juvenil Zoológico. Bajo la dirección del realizador Richard Abella y con música original del cantautor Kelvis Ochoa, aborda “temas de interés para los jóvenes como la búsqueda de mejoras económicas”. Así lo señaló el sitio oficial de la Televisión Cubana hace casi un año.
Según la misma página web, el audiovisual de 45 capítulos se iba a televisar por el canal Cubavisión en julio del año pasado. Sin embargo, esto nunca ocurrió.
Un equipo de CubaNet pudo contactar a un trabajador del ICRT (Instituto Cinematográfico de Radio y Televisión) para conocer por qué nunca fue transmitida por los medios oficiales. “Esa serie está prohibida por tratar temas complicados”, fue su respuesta, sin dar más explicaciones.
Ahora, gracias al “paquete semanal”, el compendio de material audiovisual que se distribuye en Cuba a través de dispositivos USB, los cubanos a todo lo largo de la isla han podido disfrutarla.
“Desde que se filtró se volvió viral”, afirmó Yaneisy González, repartidora del “paquete”. “Tengo más de 30 clientes que vienen a copiarla cada semana, y cada día se acercan más a solicitarla. Ha sobrepasado el pedido de las telenovelas”.
La trama se desarrolla en torno al Parque Zoológico Nacional, donde laboran la mayoría de sus personajes. Los comentarios de sus espectadores en cuanto a su contenido son diversos.
En una entrevista a Maicol, un joven que se autodenomina “fiel seguidor” del paquete, este dijo: “No entiendo por qué la serie no fue televisada. Lo que he visto hasta ahora son las cosas que pasan normalmente en todos los lugares. Que en un centro laboral haya infidelidades es normal. Que el jefe principal sea un cuadro del partido que no está calificado en la especialidad no es novedad. Y la matanza de animales en el zoológico nacional para comer o vender en la calle no es nuevo”.
La escasa alimentación dentro del zoológico es uno de los problemas criticados. La falta de suministro se debe a que los trabajadores encargados de distribuir la carne para los felinos se la roban para su propio consumo. Desde la calle también entran delincuentes para hurtar animales, sacrificarlos y vender su carne en el mercado negro.
No faltó quien se robara las cotorras para venderlas a extranjeros, ni quien sacara del zoológico materiales que se necesitan para trabajos de hechicería: excrementos de tigre, plumas de pavo real, entre otros, con el propósito de “hacer un dinerito extra”. Se denuncian además las despiadadas peleas caninas que se realizan clandestinamente.
“Está muy buena, por primera vez vemos algo diferente. Si se desarrolla en el zoológico no se podía esperar otra cosa que el negocio con los animales. En este país la gente va al trabajo a ver qué puede ‘resolver’ (robar), porque el salario no alcanza para nada, y eso lo sabe el Estado. Como se dice en la calle: el gobierno se hace el que nos paga y nosotros nos hacemos los que trabajamos”, dijo Bárbaro González cuando al preguntar su opinión sobre la serie cubana.
“Ese es el tipo de materiales cubanos que queremos ver”, agregó.
En este ambicioso proyecto debutaron varios artistas noveles, uno de ellos Daniel Romero interpretando a Leo, un joven prácticamente abandonado por su madre que dejó los estudios para dedicarse a hacer negocios ilegales en la calle. Cansado de desandar y con deseos de ganarse la vida honradamente va a parar al zoológico, pero sin un techo donde vivir tiene que trabajar de día y dormir escondido de noche dentro del mismo centro laboral. En la misma situación está Yamilé, otro personaje de la serie que a diferencia de Leo es una joven graduada de veterinaria, pero al romper con su novio no tiene donde vivir y tiene que quedarse a dormir en la oficina donde trabaja.
Osmelito es un muchacho que abandona a su madre para irse a los Estados Unidos con su padre porque “quiere ver otras cosas”, y jóvenes como Lismarys y Lili no ven otra salida que la prostitución para resolver su problema económico.
Otra joven que debutó fue Yisel Vargas como Fernanda, hija de un padre acaudalado e influyente quien cree que su hija de 22 años está perdiendo tiempo estudiando quinto año de biología en la universidad, por no ser una profesión remunerada en Cuba. En cambio, le pide que desarrolle más su carrera como bailarina para que pueda viajar y tener bienes.
La edición deja mucho que desear y existen incongruencias cronológicas a lo largo de la historia. Se sufre además por la baja calidad de imagen de un formato digital, utilizado para poder reproducir la serie en cualquier dispositivo. Pero a pesar de todas estas dificultades, nada ha impedido su gran aceptación.
Cada episodio deja ver un sistema lleno de corrupción. Zoológico actualmente se está distribuyendo hasta su capítulo 26, y cada vez son más los que esperan con ansias los siguientes cinco capítulos de la semana entrante para copiarlos en sus memorias USB.