AREQUIPA, Perú – Durante los últimos cinco años en Cuba, el consumo de drogas es un fenómeno que ha aumento y caracterizado por la disminución de la edad promedio de sus consumidores.
El director del Centro de Salud Mental del municipio Centro Habana, doctor Alejandro García Galceran, dijo al medio oficial Granma que las edades de las primeras experiencias con narcóticos en la Isla son los 13 o 14 años.
En el programa de propaganda Hacemos Cuba, el coronel Juan Carlos Poey Guerra, jefe del Órgano Especializado de Enfrentamiento Antidroga, del Ministerio del Interior (MINIT), justificó que Cuba no es productor de drogas, ni sirve de almacén o tránsito, pero “la principal afectación proviene del exterior”.
Argumentó que la situación geográfica del país –en el centro de los mayores países productores– provoca que siempre esté bajo la influencia de la actividad de narcotráfico.
Poey Guerra cuenta que es el mar el que lleva la droga hacia Cuba. Según dice, por el norte oriental del archipiélago transita una ruta de narcotráfico con una operatoria activa y su movimiento produce que tiren al agua la mercancía, la cual luego llega a las costas cubanas.
Asimismo, el coronel asegura que todas las sustancias que se encuentran en el país no ingresan por los “hechos de recalo”. Detalla que “existe una amenaza latente en cubanos radicados en el exterior, quienes intentan introducir drogas a través de dos vías fundamentales, la marítima y la aérea”.
El directivo del MININT asegura también que persisten afectaciones por cultivos de marihuana, principalmente en Santiago de Cuba, Granma, Holguín, Guantánamo y Las Tunas; con actividad extendida en el resto del país.
Si bien Granma trata de resaltar el papel regulador del Gobierno, asegurando que “mantiene una política para prevenir y enfrentar el consumo de drogas”, las propias fuentes citadas por la prensa oficial apuntan a un fracaso de esa política y contradicen la propaganda del régimen.
En el ámbito penal, Ileana Julia Gómez Guerra, presidenta de la Sala de los Delitos contra la Seguridad del Estado, explicó en 2023 que en Cuba “lo que se sanciona es la tenencia y el tráfico de drogas, no a los consumidores”.
Las sanciones oscilan entre los cuatro y los 30 años de privación de libertad, la privación perpetua de libertad y la pena de muerte.
El pasado año, “689 personas fueron penalizadas y al 92% se les impusieron penas privativas de libertad”, señala el reporte.
En abril, el régimen cubano tuvo que reconocer que no logra contener el consumo de drogas. García Galceran refirió entonces las deficiencias en medio de una crisis económica cada vez más severa.
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