BERLIN, Alemania, 3 de mayo (Agencias, 173.203.82.38) -La cadena sueca de muebles para el hogar IKEA utilizó a finales de los años 80 a presos de Alemania del Este y Cuba para la producción de sus productos, informó la agencia Efe a partir de un reporte del diario alemán “Frankfurter Allgemeine Zeitung” (FAZ).
De acuerdo con el artículo, IKEA suscribió a finales de la década de los años 80 un acuerdo con las autoridades de la extinta República Democrática Alemana (RDA) para que prisioneros de ese país y de de la isla caribeña elaboraran algunos de sus productos.
El acuerdo fue suscrito en septiembre de 1987, dos años antes de la caída del Muro de Berlín, tras una visita a Cuba de una delegación del Comercio de Artes y Antigüedades (KuA) y Delta Export Import, dos empresas de la RDA.
Según las informaciones del diario alemán, la delegación, integrada por cinco personas, contactó al teniente Enrique Sánchez, un representante de la firma cubana “Emiat”, que producía muebles de jardín para la cúpula política cubana.
Tal empresa estaba vinculada con centros penitenciarios del Ministerio del Interior, afirma el reporte, que se remite a documentos de la RDA.
Un mes después de esa visita, se firmó en Berlín el acuerdo correspondiente con “Ikea Trading Berlín”, una delegación de la empresa sueca en la entonces ciudad dividida.
En el contrato se contemplaba la producción de unas 4,000 piezas para sofás “Falkenberg”, así como unas 10,000 mesas para niños y 35,000 mesas de comedor.
En 1988 la primera entrega de los “Falkenberg” fracasó por problemas de calidad, por lo que representantes de la empresa de Alemania Oriental tuvieron que viajar a Cuba para garantizar que sus socios cubanos se ciñeran a las “normas de IKEA”.
Las informaciones del diario siguen a las difundidas hace unos días por medios suecos y alemanes, a partir de documentos contenidos en las actas de la Stasi -el policía política germano oriental- acerca de los contratos suscritos por la compañía sueca y la RDA.
“Este es un asunto de extrema seriedad”, dijo Jeanette Skjelmose, vocera de IKEA. “Hemos solicitado que nos entreguen los documentos de los archivos de la antigua Stasi y estamos contactando a personas que trabajaban con nosotros en esa época”.