AREQUIPA, Perú – Ante la falta prolongada de agua en Pinar del Río, Maray García no ha tenido otra opción que comprar pipas a un precio que oscila entre los 3.000 y los 5.000 pesos. “Es algo insostenible, y ni siquiera entendemos por qué sucede”, dijo al diario estatal Granma.
Según las declaraciones de la cubana y los datos ofrecidos por el reporte oficial, la situación del abasto de agua en el territorio pinareño “es cada vez peor”.
La conductora de 800 milímetros que abastece la zona donde reside García se hizo completamente nueva hace apenas 10 años. Asimismo, a principios de 2022, el sistema recibió nuevos equipos de bombeo y luego del paso del huracán Ian, en septiembre de ese año, se realizaron otras acciones, como la sustitución de más de dos kilómetros (km) de tubería en la zona de los llamados bypass.
Con esas labores, el abasto tendría que haber mejorado, pero para Maray y sus vecinos, a un costado del hospital León Cuervo Rubio, de la capital pinareña, no ha sido así.
“En vez de reducirse, los ciclos se han alargado y las presiones han disminuido tanto que el agua ha dejado de llegar”, denunció.
No es el único sitio donde las cosas no han salido como se esperaba. A dos años de haber acaparado titulares, la toma de agua flotante instalada en la presa Guamá, para beneficiar una zona donde residen más de 17.000 personas, sigue sin funcionar.
Por su parte, en el Entronque de Herradura, la nueva conductora para mejorar el servicio en este territorio del municipio de Consolación del Sur tampoco ha tenido el efecto deseado.
“Los extremos de la red siguen afectados porque el agua no llega a ellos”, reconoció Robert Hechavarría, director general de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado.
Otra de las inversiones fallidas está en el consejo popular Celso Maragoto y parte de Jagüey Cuyují, donde residen 10.000 personas pendientes de un arreglo para el que han llegado diez equipos de los sistemas de rebombeo con el fin de que mejore el servicio.
La vice primera ministra Inés María Chapman admitió que en la ciudad de Pinar del Río, el territorio de mayor población y donde se vive el panorama más complejo, “se han hecho muchas cosas, pero las personas no ven el impacto”.
“Aquí seguimos pasando trabajo. El servicio no ha mejorado”, coincide Yenisel Valdés, vecina de la calle Primero de Enero, de La Flora, uno de los repartos en los que deberían ser palpables los resultados de lo que se ha hecho.
Otros, como Roberto Brea, vecino de la calle Mariana Grajales, en el reparto Carlos Manuel de Céspedes, opina que, en vez de resolverse, la situación se ha agravado.
“El agua en esta zona se recibía un día sí y un día no, y luego se fue alargando a dos, a tres, a diez, y en estos momentos está entre 15 y 20 días. Con esos arreglos que se hicieron después del ciclón, estamos peor que antes”, explicó el pinareño.
La grave situación con el servicio del agua no es un problema privativo de Pinar del Río, sino una realidad a nivel nacional.
En junio pasado trascendió que en Cuba unas 700.000 personas no reciben el servicio de agua diariamente por cortes continuos de electricidad en las estaciones de bombeo.
Así lo explicó Antonio Rodríguez Rodríguez, presidente del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), en un encuentro con los medios de prensa oficiales del régimen cubano.
De acuerdo con cifras oficiales, a pesar de que la propaganda oficial del régimen cubano se esfuerza en resaltar los programas del Gobierno no dedicados al turismo, su verdadero foco de inversiones, el 90% de más de 7.100 opiniones recogidas consideran desastrosos los servicios estatales de agua.
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