LA HABANA, Cuba, diciembre, 173.203.82.38 -El 12 de septiembre de 2011 la soprano Yoslainy Pérez Derrick, integrante del Coro del Teatro Lírico Nacional de Cuba (TLNC) desde 1996, envío una carta al Consejo de Estado, con copia al Ministerio de Cultura y al Consejo Nacional de Artes Escénicas, quejándose de irregularidades que frenan su desarrollo artístico dentro de esa institución, pues durante 15 años solo ha desempeñado papeles secundarios sin ser evaluada como solista, a pesar de su constancia, elevado nivel profesional y vasto currículo.
En su exhaustivo testimonio Yoslainy enumera las solicitudes al director de la compañía, los pretextos esgrimidos por este, las humillaciones y las irregularidades que contribuyen a su exclusión. “Han ido cerrándome el cerco cada día más, prohibiéndome sutilmente la posibilidad de seguir desarrollándome como artista, ya ni en segundos papeles…, no soy programada ni siquiera en los que anteriormente hice…fui evaluada con 1er nivel como cantante de coro en el 2003 y, desde entonces a la fecha, no me han vuelto a evaluar”.
Para apreciar las quejas de la cantante negra, de 38 años, basta con escuchar algunas de sus grabaciones y conciertos o leer su abultado currículo, a fin de enmendar las oportunidades que le han negado, pero las cosas no son tan fáciles con el Maestro Adolfo Casas Chirino, director del Teatro Lírico Nacional, quien al recibir el rebote del documento se reunió con el Secretario del Núcleo del Partido Comunista y el Consejo Artístico de la institución antes de responder a Martha Orihuela, directora de Inspección del Ministerio de Cultura, a la cual envió dos réplicas contra la demandante, fechadas el 31 de octubre y el 2 de noviembre.
En la primera alega apreciar “el interés de superación de la compañera hasta graduarse de nivel superior en el ISA, así como su intención de progresar aspirando a personajes en los diferentes títulos de las obras que presentamos en el GTH”. Cita los segundos papeles realizados por Yoslainy Pérez en La Traviata, Cecilia Valdés, María La O y La flauta mágica; pero advierte que “ya tiene el máximo nivel a que se puede aspirar como cantante de coro” y que para ascender a actriz cantante “requeriría de una audición previa y de una vacante que coincida con su tipo de voz” –soprano lírica-, no disponible. Tras lo cual baraja otros detalles y califica de “falta de respeto el planteamiento…que tenemos un pensamiento retrógrado, demagogo, favoritista, sobornable y hasta paternalista…”
La segunda misiva, firmada por el Director y los miembros del Consejo Artístico, es más sobre lo mismo.
Yoslainy Pérez Derrick (La Habana, 1973), se graduó de Educación Musical en La Escuela Adolfo Guzmán (1989), es Bachiller, estudió inglés y alemán, dirección artística y producción, técnica vocal con el profesor Ricardo Linares Fleites, director del Coro del Teatro Lírico, y con Martha Cardona, solista de esa compañía y profesora del Instituto Superior de Arte (ISA), donde se tituló en Canto.
Con el TLCN integró el elenco de Porgy & Bess, bajo la dirección general de Manuel Dúchense Cuzán y musical del Maestro Enrique Pérez Mesa; que obtuvo éxitos en Austria y España en el verano del 2000. Asumió los personajes de Estrella en la zarzuela Amalia Batista, de Flora en La Traviata, de Segunda Dama en La flauta mágica y partiquinos en la zarzuela Cecilia Valdés.
Ha sido solista en los concierto-homenajes a G. Gershwin (julio2003), a Gonzalo Roig, Mariana de Gonitch In memoriam, Líricos del Futuro, y en la Sala San Felipe Neri, la Plaza de Armas –con la Banda Nacional de Conciertos-, el Auditórium Amadeo Roldán y la Sociedad Catalana; además de cantar en Galas de clausuras y Clases Magistrales de directores extranjeros como el austríaco Harmut Krones, el luxemburgués George Backer, el coreano Lee Jae-Joon y la soprano española Elisa Belmonte. En febrero del 2009 obtuvo el 2do lugar y el Premio al mejor intérprete de ópera en el Concurso Mariana de Gonitch.
Semejante trayectoria desmiente la descalificación en torno a la carencia de cualidades y otros pretextos esgrimidos por el Director y el Consejo Artístico para negarle la plaza de actriz cantante en el TLNC, donde permanece en el Coro desde 1996. ¿Será el color de su piel la causa de su marginación en la elitista institución?
Pero Adolfo Casas, alega que en su compañía no hay prejuicios raciales y ejemplifica que en el TLNC existe una nómina apreciable de actores afro descendientes—cita incluso—que una de sus sopranos líderes, es negra. Pérez Derrick expresa lo contrario; se considera “una segregada”, porque prefiere materializar sus aspiraciones, sin necesidad de adular y/o guardar silencio ante el nepotismo y el abuso de poder practicado por Casas.
Artistas que solicitan el anonimato, aluden que todos los que reclaman derechos o denuncian alguna irregularidad en el “feudo de Zulueta Nº 253” (sede del TLNC), únicamente han conseguido traspasar la puerta de salida, con la baja del centro.
Este “apartheid burocrático” goza de la complicidad del Consejo de Estado y el Ministerio de Cultura, organismos que enviaron la misiva de Pérez Derrick de vuelta al matadero; sin someterla a un análisis imparcial con otras asesorías o puntos de vistas de expertos en la materia.
Como secuela; las aspiraciones de Pérez Derrick, seguirán frenadas por la opinión unilateral del maestro Adolfo Casas y de un Consejo Artístico que sólo inclina la cerviz ante sus códigos draconianos; sin dudas, dicho mecanismo seguirá desperdiciando la capacidad artística de talentosos profesionales,
El TLNC está perdiendo terreno ante otras agrupaciones que exteriorizan mayor desarrollo y rigor en sus puestas escénicas. El facilismo de seguir reciclando las mismas obras, escenografías, actores, movimientos escénicos y concesiones, sólo consigue aburrir a los amantes del género y desviar hacia otros escenarios a los espectadores que buscan la excelencia.
El material humano que tiene TLNC lo hace calificable para multiplicar sus puestas e invadir otros teatros. Sus profesionales necesitan fogueo y frescura con otros puntos de vistas y directivos especializados; algo que proporcionaría oportunidades a los que como Pérez Derrick quieren tenerla.
Pero para cumplir tales propósitos, la compañía del TLNC necesita de un director competente y no de un mayoral que suene el cuero a los esclavos que se revelan. Tales vicios y estilos despóticos, convierten a la cultura cubana en la principal víctima de estos errores.