LA HABANA, Cuba, mayo, 173.203.82.38 -De “locura” sería calificado un ficticio anuncio de que familiares cercanos y descendientes de Adolfo Hitler y Heinrich Himmler, encabezaran una comisióncreado por ellos mismos para investigar los crímenes perpetrados en los campos de exterminio nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
Sería lo mismo que los herederos de José Stalin, Lavrenti Beria y Pol Pot, tutelaran otra pesquisa sobre los genocidios acaecidos en los GULAG siberianos y campos de concentración de los Jemer Rojos en Camboya.
Pero en el manicomio cubano resulta normal que Mariela Castro Espín, sobrina de Fidel Castro Ruz, e hija de Raúl Castro Ruz, ambos, autores intelectuales, cabecillas y principales responsables de los crímenes cometidos en los campos de concentración de la Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP) durante la década de los años 60, dirija ahora un estudio sobre las “políticas sexuales” , que incluye la reclusión forzosa, asesinatos, torturas y suicidios de homosexuales, ocurridos en los mencionados campos de concentración.
La máster en sexología y directora del CENESEX, anunció la arrancada de estas investigaciones, en los oficialistas sitios digitales de la isla, (todos de mínima difusión entra la población, a la que el gobierno tiene prácticamente vedado el acceso a internet) partiendo de una política sobre la evolución de la sexualidad en el país.
“Esto va a incluir”—citó Mariela—“la exploración que estamos haciendo, y que hemos hecho previamente para el diseño de la investigación, a partir, de entrevistas a personas que tuvieron que ver con las UMAP, jóvenes que pasaron allí el servicio militar y funcionarios”.
Hasta el momento, todo indica que las intenciones de Mariela Castro tienden a empequeñecer las culpas de los hermanos Castro en los castigos a homosexuales. Ejemplifico que, el año pasado comentó al periódico mexicano La Jornada: “Sobre la UMAP hay relatos y trabajos de ficción, con algunas verdades, muchas mentiras y realidades sobredimensionadas”.
Igualmente cuando Fidel Castro admitió en una entrevista realizada en 2010, su responsabilidad en la persecución homofóbica desencadenada en las primeras décadas de la revolución, Mariela le tiró la toalla, exonerándole de culpas, “porque la homofobia”— afirmó— “es una herencia hispana”. Por tanto, según la directora del CENESEX, “Castro es inocente”, porque heredó un sentimiento que llegó a Cuba a bordo de las tres carabelas de Cristóbal Colón, hace más de 500 años.
Pero un ex-curador de obras de arte, gay, de 74 años, enviado forzosamente cuando era joven a los campamentos de la UMAP, quien aún, recuerda el número que lo identificó en las galeras y, por miedo, pidió ser identificado con el seudónimo de “Ariel”; apuntó que: “Mariela debía callarse en vez de formular criterios sobre la UMAP, porque ella no estuvo allí, ni sufrió los maltratos y los excesos de los guardianes”
“Ariel”, quien sin ambages confesó “que aún le teme a los represores”, afirma haber leído varios textos sobre los crímenes de UMAP, pero piensa que desafortunadamente la mayoría carece de calidad literaria y no logran transmitir al lector la verdadera magnitud de “aquel infierno”, donde los homosexuales no fueron los únicos castigados, pues también religiosos, desafectos al proceso revolucionario y funcionarios tronados, sufrieron crueles arbitrariedades.
Ramón Peña, un funcionario jubilado de 79 años, atestigua que el régimen de los Castro fue una “maquina de moler homosexuales”; menciona, además de la UMAP, las purgas de intelectuales homosexuales durante “el quinquenio gris” y los despidos masivos de homosexuales.
Tampoco olvida los acuerdos del Primer Congreso Nacional de Educación y Cultura, en 1971, que claramente declaraban:
“Los medios culturales no pueden servir de marco a la proliferación de falsos intelectuales que pretenden convertir el snobismo, la extravagancia, el homosexualismo y demás aberraciones sociales, en expresiones del arte revolucionario, alejados de las masas y del espíritu de nuestra revolución”
Recuerda el caso de “Lopito”, un eficiente mecanógrafo que trabajaba en uno de los departamentos del entonces Instituto de Desarrollo y Aprovechamiento Forestal (INDAF). Fue despedido por homosexual; Lopito vivía con su madre anciana y era el único sostén económico de la familia. Algunos de sus compañeros se solidarizaron con él, quisieron ayudarle, pero tenían miedo a las represalias.
Ramón no descarta que, aunque las anunciadas investigaciones sobre la UMAP se basarán en entrevistas a funcionarios y víctimas, durante el proceso, se destruya cualquier prueba documental sobre la comisión de crímenes de lesa humanidad.
“Estoy convencido”—dijo— “de que la flamante directora del CENESEX, procurará liberar de todas las responsabilidades a sus queridísimos