![El Caimán Barbudo, No. 375, marzo-abril del 2013 - Foto de David Canela El Caimán Barbudo, No. 375, marzo-abril del 2013 - Foto de David Canela](https://www.cubanet.org/wp-content/uploads/2013/05/El-Caimán-Barbudo-No.-375-marzo-abril-del-2013-Foto-de-David-Canela-224x300.jpg)
LA HABANA, Cuba, mayo, 173.203.82.38 -Bajo la convocatoria “Por un nuevo periodismo cubano” se presentó el jueves 23 el más reciente número de la revista literaria El Caimán Barbudo, en la Sala Villena de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), en 17 y H, El Vedado. Para introducir la edición 375, se formó un panel con el ensayista Norberto Codina, quien explicó el contenido de la publicación; Julio Larramendi, Fidel Díaz, director de El Caimán…, y Rafael Grillo, editor.
En primer lugar, este número destaca por haber sido ilustrado con once fotografías de Julio Larramendi, que se tomaron en Santiago de Cuba tras el paso del huracán Sandy, a finales de octubre pasado, y forman parte de la serie Paisaje después del huracán. En la crónica Sandy, aparece el testimonio de Larramendi sobre sus experiencias vinculadas al ciclón.
Dedicado al tema del periodismo, se incluyen fragmentos de una charla que tuvo Leonardo Padura con estudiantes de la Universidad de La Habana, a mediados de enero, y donde el escritor señala los retos actuales de las comunicaciones y la prensa en Cuba, y narra su trayectoria en esta profesión; y además los fragmentos de un artículo de Ulanovsky Sack, La construcción de la noticia, que aborda “la inequidad cognitiva” del periodismo, “al privilegiar una percepción por sobre otra”.
El Editorial, llamado Por un nuevo nuevo periodismo cubano, afirma que este número es “una apuesta por Otro Periodismo (…), usufructuario de aquel Nuevo de los años 60’ y 80’, y además, una puerta abierta hacia lo que avizoramos llegará en el ámbito del periodismo nacional, porque la inexorable lógica de la realidad así lo exige”. Al parecer, el rescate de ese Nuevo Periodismo de los años 60, que usaba recursos y técnicas de la literatura de ficción para hacer noticias, no es suficiente, porque como dice Padura, “en Cuba, los periódicos pertenecen al Gobierno, al Estado y al Partido. Y no podrá haber una renovación en la prensa cubana (…) hasta tanto no se logre al menos una relativa independencia entre estas instancias sociales, políticas y los propios periódicos”.
![Julio Larramendi, Norberto Codina, Rafael Grillo y Fidel Díaz, de izq. a der. - Foto de David Canela Julio Larramendi, Norberto Codina, Rafael Grillo y Fidel Díaz, de izq. a der. - Foto de David Canela](https://www.cubanet.org/wp-content/uploads/2013/05/Julio-Larramendi-Norberto-Codina-Rafael-Grillo-y-Fidel-Díaz-de-izq.-a-der.-Foto-de-David-Canela-300x225.jpg)
Durante la presentación, Norberto Codina expresó que la revista deseaba superar el ámbito de la tertulia, alcanzar una mayor difusión e impacto social, y le interesaba promover a los jóvenes creadores. Acerca del Sandy, dijo que no ofrece una “visión apocalíptica, sino realista”. Declaró que “nuestro periodismo padece de respuestas, más que de preguntas”, y “nuestra prensa habla de otro país”. En un momento, sentenció que “el igualitarismo es la peor de las desigualdades. Es la más feroz de las desigualdades”.
A continuación, Julio Larramendi contó la historia detrás de las fotos. Dijo que nadie estaba preparado en Santiago para lo que iba a pasar, que fue “una catástrofe del mayor grado que se puede imaginar”. La gente estaba zombi. Se preguntaba ¿qué vamos a hacer ahora?, ¿qué vamos a comer?, ¿dónde vamos a dormir hoy? A pesar del trauma social, le impresionó la solidaridad. Le brindaron café hecho en la calle, con la leña de un techo de madera que se acababa de caer. Afirmó que “en Santiago pasaron dos huracanes: el Sandy y el abandono”. A muchos les habían prometido reparar sus casas desde hacía 5, 10 años. La afectación fue tal, que consideraba que los barrios Sueño y Vista Alegre debían llamarse “Pesadilla” y “Vista Amarga”. Lo que vio fue un “catálogo de amargura y frustración”, que “sobrepasaba cualquier realidad”.
No hubo fotos posadas, ya que nadie estaba para fotos. Cuando llamó por teléfono a su mujer, alarmado, ella lucía un poco indiferente, como si en La Habana no se hubiera visto nada. “Oye, van a pasar cincuenta años para recuperar esto”, le dijo. Confesó que varias veces tuvo que echarse a llorar. Y con cierta preocupación, advirtió: “Ojalá no pase un Sandy por La Habana, porque la catástrofe sería mucho peor”.
Luego, se exhibieron imágenes de la serie Paisaje después del huracán, y se vendieron los Caimanes que han sido publicados este año: los dos últimos números de la revista, que tiene una tirada bimestral.
La cobertura que los medios nacionales le dieron al huracán Sandy es un ejemplo más de la distorsión que sufre una noticia, cuando es emitida por un monopolio de la información, pero sería un absurdo aspirar a que cada noticia se convierta en un caso de reivindicación futura. Si El Caimán Barbudo cree que el “nuevo nuevo”, el novísimo periodismo cubano, debe alumbrar las zonas oscuras de la realidad social y económica de la Isla, reflejar una mayor variedad de problemas, y nada más, esperaremos entonces a que llegue “el viejo periodismo”, ese que hacía crónicas de cualquier tema, divulgaba noticias para todos los gustos, y para todos los públicos (desde el más frívolo, hasta el más académico), criticaba al gobierno directamente, sin ser estigmatizado, y llamaba a las cosas por su nombre.