LA HABANA, Cuba, marzo, 173.203.82.38 -Alfredo, un cuentapropista vendedor de dulces, espera con júbilo el próximo año. Quisiera tener el don de acelerar el tiempo. Cree fervientemente en lo que le dijo un profeta de una iglesia evangélica de México, hace casi dos lustros, respecto al destino de Cuba.
Según la profecía que quedó grabada para siempre en su memoria, el final del castrismo ocurrirá durante el transcurso del año próximo.
Aunque la predicción no especifica a partir de qué mes comenzará el desenlace final, sí anuncia una sucesión de eventos sociales y políticos regidos por la violencia.
El descontento popular alcanzará su clímax y la fractura en los diferentes estamentos del poder dejará de ser otro de los rumores que circulan regularmente en barrios y ciudades; asegura Alfredo al narrar lo que le dijo el creyente mexicano.
“La enfermedad de Fidel, el mandato de Raúl con sus aparentes cambios, su reticencia a emprender una apertura política y hasta la agudización de la crisis económica interna a partir de una merma sustancial de los subsidios provenientes de Venezuela, estuvieron entre las cosas que conformaron la visión que muchos cubanos esperan desde hace bastante tiempo”, expresó el trabajador por cuenta propia con los rasgos de la felicidad marcados en su rostro.
“A mí no me caben dudas de que las alternativas de Raúl, para superar tantos disparates, no van a ningún lado. Quieren hacer un capitalismo absurdo como todo lo que han hecho durante su largo gobierno”, agregó.
Sus quejas en torno al acoso contra los trabajadores particulares dieron paso a cuestionamientos más agresivos al sistema.
“Hace unos días me pusieron una multa de 250 pesos (12 dólares) por supuestamente estar con mi tarima ambulante en un lugar no apropiado. Así no hay quien pueda mantener un negocio. Eso de los cambios, es una estafa”, dijo enfáticamente.
Su disgusto coincide con el de cientos de trabajadores por cuenta propia que se enfrentan cada día a las multas, las “mordidas” de policías e inspectores o las confiscaciones de mercancías y utensilios de trabajo por supuestamente violar algunas de las muchas normativas que impiden el desarrollo de este tipo de actividades.
Lejos de aflojarse, los nudos de la problemática interna se refuerzan. Cada vez es menor la perspectiva de que las cosas mejoren en un sentido general.
Las medidas económicas tomadas hasta el momento, se neutralizan de manera terminante o terminan diluyéndose en un mar de indisciplinas, descontroles y corruptelas, protagonizadas tanto por burócratas, como por trabajadores que hacen lo imposible por sacar partido en medio del arraigado ambiente de explotación del hombre por el estado.
Es factible que la profecía del fin del castrismo, se cumpla en la fecha estimada por el religioso, residente en la ciudad de Monterrey según recuerda Alfredo.
El cúmulo de elementos adversos crece y esto conspira contra la perdurabilidad que la élite, hasta ahora, ha podido comprar a plazos, sin garantías de inmunidad ante los vaivenes de las circunstancias.
Alfredo no le preocupa el nivel de violencia que tendrán los presuntos sucesos del fin de una época que, de acuerdo a la visión profética, expira en el 2013.
“Lo principal es que se acabe esta tragedia. A estas alturas no importa cómo, lo importante es que se abran nuevos horizontes. Todos esos malandrines en nombre de una falsa doctrina que traería paz y prosperidad han destruido el país”, señala Alfredo antes de empujar su carretilla de cuatro ruedas sobre la que descansa un desnivelado mostrador.
Los dulces que elabora en las noches esperan por clientes que los compren. Junto a la esperanza de que hoy tenga una fructífera venta, mantiene su “gran esperanza” y aguarda ansioso la llegada de 2013.