PUERTO PADRE, Cuba, febrero (173.203.82.38) – Manifestantes que planeaban una protesta en el parque Martí de esta ciudad, para protestar por la muerte de Wilman Villar Mendoza, fueron detenidos, mientras en Contramaestre se realizaban las honras fúnebres del prisionero de conciencia
El activista de derechos humanos y trabajador por cuenta propia, Alexis Guerrero Cruz, permaneció 19 horas en un calabozo de la estación de policía, hasta pasada la media mañana del día siguiente al entierro de Villar Mendoza.
Aunque la población no sabía de qué se trataba, fuerzas combinadas de la policía política, patrulleros de la policía nacional, y paramilitares de las brigadas de respuesta rápida, establecieron una observación constante sobre el parque Martí desde temprano el pasado viernes 20.
-¿Usted ve a esos? Son de Seguridad del Estado; algo está pasando o va a pasar –comentó la dependienta de un comercio aledaño, señalando a varios individuos sentados o moviéndose alrededor el parque.
Un sujeto vestido de civil entró en una de las dos cafeterías cercanas, tratando infructuosamente de hablar por un intercambiador portátil, por lo que debió utilizar un teléfono. Cuando salió del establecimiento, uno de los dependientes dijo:
-Algo está pasando. Ese es de la seguridad.
Lo que estaba sucediendo lo sabían desde la madrugada los activistas de derechos humanos, mediante mensajería te teléfono móvil y llamadas telefónicas. Y los de la policía política por pinchazos a la telefonía:
-El hermano murió, y a las tres de la tarde todos en el parque.
Por paradójico que parezca, tanto los activistas como los policías tenían un interés común: que no se supiera lo que se traían entre manos hasta el momento preciso.
No obstante, para alguien enterado de estas peripecias, no cabían dudas. Desde la filial universitaria de Cultura Física, y desde la sede municipal del Ministerio de Trabajo, se vigilaba el parque Martí.
Y no se asombre. Si usted es uno de los turistas que viajan por la Isla en un automóvil rentado exclusivamente a ustedes, quizás ese auto sea uno de los que utiliza la policía política para meter gente presa.
Isabel Ávila y Alexis Guerrero pensaban esperar a los convocados sentados en el banco que está junto al busto de José Martí. No llegaron a sentarse. Dos cazadores los estaban esperando, y antes de que los activistas completaran cuatro gritos de protesta, estos policías cazadores de voces los habían introducidos en un auto de turismo aparcado junto a ellos, para llevarlos a la estación de policía.
En el otro extremo del parque, dos policías vestidos de civil metían en un auto patrullero a un hombre que vestía pulóver blanco.
-Lo estaban esperando, porque llegando y cogiéndolo fue la misma cosa –dijo un testigo a este reportero.
Así transcurrió el día de los funerales de Wilman Villar en Puerto Padre. Entre la ignorancia del pueblo de cómo y por qué murió este hombre, y la cacería de la policía política, empeñada en atrapar a quienes pretendieron rendirle homenaje.