LA HABANA, Cuba, junio, www.cubanet.org -Julia vive en una vieja casona con sus ancianos padres, su hija, su yerno y un nieto. El año pasado se derrumbó el techo de la sala y de dos cuartos, por lo que la familia quedó confinada a las dos habitaciones que quedaron con techo.
Hace pocos días, su mayor angustia era ver a sus padres viviendo en tan difíciles condiciones; sin embargo, hoy lo que más la preocupa es que su hija está embarazada y no ha podido hacerse la interrupción porque todo han sido contratiempos, y para que le hagan una regulación menstrual necesita una “palanquita” o 20 CUC.
En épocas anteriores había facilidades para hacerse abortos o regulaciones menstruales, pero a medida que fueron aumentando las advertencias gubernamentales sobre el envejecimiento poblacional, se incrementó la cantidad y la duración de los exámenes requeridos, lo cual ha resultado en que muchas mujeres tengan que llevar a término un embarazo no deseado.
También es frecuente que los médicos de la familia intenten persuadir a las mujeres en edad fértil para que se embaracen, lo cual hace a muchos sospechar de una posible orientación del Gobierno para frenar con estos métodos el decrecimiento poblacional, en lugar de estimular la natalidad, como se hace en otros países; o hacer algo por mejorar la calidad de vida de los cubanos para que los jóvenes dejen de huir a cualquier otro país.
Según el periódico Granma del 8 de mayo del presente año, la organización internacional Save the Children, que promueve los derechos de la niñez, divulgó que Cuba es el mejor país de América Latina para la maternidad y el trigésimo tercero de todo el mundo. Añade que para emitir este criterio la organización tiene en cuenta distintos factores como el bienestar, la salud, la educación y la situación económica de las madres.
Si es así, me pregunto: ¿Hay bienestar cuando conviven hasta tres generaciones en un espacio reducido, sin privacidad? ¿O cuando las parejas viven separadas por falta de vivienda, como sucede en muchos casos?
No es poco frecuente que en un núcleo familiar haya un miembro de la pareja que no puede inscribirse en el registro de direcciones, requisito indispensable para estar anotado en la libreta de racionamiento. Si es mujer, procede de otra provincia y además queda embarazada, la situación se complica, pues el recién nacido tiene que ser inscrito en el núcleo al cual ella pertenece, porque la orientación gubernamental es “el hijo, donde está la madre”.
La propaganda castrista presenta a los cubanos como personas felices, satisfechas, pero los que enfrentamos día a día la realidad sabemos que esto no es cierto. Las grandes dificultades que afectan a la familia cubana son las causas por las que muchas parejas no quieren tener hijos. Entre ellas están el desempleo, los bajos salarios, la doble moneda, el deterioro de las viviendas, el hacinamiento de varias generaciones y los grandes deseos de emigrar.