LA HABANA, Cuba, marzo (173.203.82.38) – Con la salida de la cárcel de Félix Navarro y José Daniel Ferrer ha culminado felizmente el proceso de liberación de los presos de conciencia cubanos, que en su gran mayoría habían sido recogidos en marzo de 2003, durante la cadena de sucesos que acertadamente se bautizó como Primavera Negra de Cuba.
No puedo dejar de señalar que el régimen ha necesitado más de medio año para terminar de soltar a los afectados (integrantes del Grupo de los 75), cuando para detenerlos y realizar los correspondientes registros domiciliarios sólo necesitó 72 horas. De todos modos, aquí cabe citar la consabida frase: “más vale tarde que nunca”.
Pese a que, como queda dicho, la decisión política fue adoptada meses atrás, el régimen, fiel a su idiosincrasia, siguió actuando hasta el final como si lamentara tener que liberar a esos hombres que nunca debió encarcelar. El pasado día 18 se cumplió un año más del inicio de la brutal oleada represiva, pero las autoridades actuaron como si ignoraran esta circunstancia.
Es el caso que esa fecha ha sido conmemorada sistemáticamente por las dignas Damas de Blanco. En 2010, la celebración se extendió durante siete días, número igual al de los años que había durado el injusto encierro. Este mes, tomando en cuenta que sólo quedaban dos cautivos, la recordación fue concebida para esta misma cantidad de días.
Resulta obvio que seguramente la conmemoración no habría tenido lugar si esos dos últimos presos de conciencia hubiesen salido a la calle algunas horas antes, pero a los castristas cabe aplicarles el refrán: “perro huevero, aunque le quemen el hocico”. La innecesaria demora dio lugar a que tuviéramos que contemplar una vez más un espectáculo bochornoso.
La modesta casita de Neptuno 963, que ya se ha ganado un lugar en la historia de Cuba, fue asediada nuevamente por turbas organizadas y dirigidas por el propio régimen, que instaló altoparlantes desde los que durante horas se consumó el acoso sonoro contra las sitiadas. Las autoridades no tuvieron empacho en cerrar la céntrica calle.
Este nuevo atropello ha sido perpetrado dentro del contexto de otras acciones que constituyen claras violaciones de los derechos humanos de los ciudadanos cubanos. Caben citar la detención de Guillermo (Coco) Fariñas y los obstáculos a la celebración de un encuentro en casa del dirigente del municipio Placetas, José Enrique Pablo Oliva.
La protervia del régimen castrista nos obliga a mantenernos al tanto de casos como los de estos pacíficos luchadores. La salida de prisión de todos los miembros del Grupo de los 75 parecía presagiar el fin de la era en que la discrepancia con el sistema constituía motivo suficiente para encerrar cubanos, pero los actos de represión nos exigen mantenernos alertas.
De todos modos, la culminación del proceso de excarcelación de los doce reprimidos durante la Primavera Negra que prefirieron continuar presos antes que marchar al exilio, abre una nueva etapa en la historia de Cuba. Estoy convencido de que esos doce valientes desempeñarán un papel central en el proceso político de nuestra Patria.