LA HABANA, Cuba, junio (173.203.82.38) – El 19 de abril fue clausurado el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba. Raúl Castro resumió los acuerdos tomados durante los “debates¨ efectuados por los asambleístas en el evento; estableciendo los nuevos rumbos por los cuales en los próximos años ha de transitar la política económica del Partido único y, por ende, de la nación. Castro dejó claro que el objetivo de estas reformas es preservar la continuidad del socialismo en la Isla; causa por la cual no se abordaron temas de otra índole.
Los cambios anunciados incluyen la ampliación del trabajo privado, el recorte de plantillas así como una mayor autonomía de las empresas del Estado; eliminación de subsidios, la posibilidad de permitir la compra-venta de vehículos e inmuebles y cierta liberalización del mercado agropecuario. En la Isla son pocos los que creen que estas reformas¨ pueden sacar al país de la crisis en que se encuentra; hay dudas inclusive entre la elite gobernante, causa por la que el régimen ha intensificado los actos represivos en contra del la sociedad civil que pugna por emerger en Cuba.
Las Damas de Blanco continúan bajo el asedio de la policía política; el Dr. Darsi Ferrer fue arrestado cuando efectuaba una protesta pacífica en las inmediaciones de L y 23 en el Vedado; la directora de la biblioteca Independiente Reinaldo Bragado Bretaña, Omaida Padrón, permaneció asediada en su residencia por varias horas durante la celebración de un evento por los derechos humanos; se estableció un cerco policial en derredor del domicilio de Juan Antonio Madrazo, presidente del Comité Ciudadano por la Integración Racial, para impedir que en dicho lugar se efectuara un taller sobre la historia del movimiento racial en Cuba; en Santa Clara informaron que el activista Juan Wilfredo Soto García falleció en esta ciudad a causa de una golpiza policial, recientemente cuatro jóvenes fueron condenados a hasta 5 años de prisión por repartir octavillas antigubernamentales. Hechos como estos se suceden en el país, porque el régimen teme la acción ciudadana.
La percepción del cubano es que los acuerdos anunciados por Castro serán tan ineficaces como en su tiempo lo fueron la ofensiva revolucionaria, la rectificación de errores y las restantes reformas que en distintos momentos de crisis el gobierno se ha visto obligado a implementar.
Cuba no saldrá de la crisis en que el régimen la ha sumido sin que se implemente de una apertura socio-política-económica que permita a los cubanos participar realmente en la toma de las decisiones que les afecten; pero esto significaría darle poder a la sociedad, y por ende, debilitar el omnímodo poder del Estado.
Los acuerdos del VI Congreso intentan sostener en pie una vieja fachada, que pretende ocultar la realidad de una sociedad civil inconforme y en ascenso.