LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubaneet.org) – El periodista Pedro de la Hoz, en su artículo No valen paliativos ni contemplaciones, publicado en el periódico Granma el primero de septiembre, intentó demostrar que la corrupción que inunda las estructuras empresariales y gubernamentales es algo ajeno al gobierno y al Partido Comunista.
De la Hoz rehúye señalar que los funcionarios corruptos, amparados en sus cargos y con la patente de corso de la militancia comunista, medran con los recursos que tienen su alcance.
Estos malhechores no titubean a la hora de falsificar documentos para legitimar sus fechorías. Desvían recursos hacia el mercado negro y, por las ganancias que así obtienen, su nivel de vida dista mucho de la precaria existencia de la mayoría de los cubanos. Para encubrir sus trastadas, han creado redes mafiosas protegidas por círculos de complicidad en los más altos niveles.
Por el clima de permisividad, indolencia, complicidad, y sobre todo impunidad, estas actividades ilegales se han extendido a toda la sociedad. Los cubanos, para buscar dinero a como dé lugar, porque su salario mensual no les alcanza, se sumergen en la compra-venta ilegal de mercancías, que cobra cada día mayor auge.
La prensa oficial se limitó a informar de las conclusiones del tribunal que condenó a los empresarios chilenos prófugos de la justicia, Max Marambio y su hermano Marcel, a 20 y 15 año de presión, sin hablar de lo que realmente ocurrió.
Max Marambio, archiconocido en los círculos del poder de Cuba como “El Guatón”, fue durante décadas uno de los integrantes del círculo íntimo del ex gobernante Fidel Castro, y eso le facilitaba realizar operaciones comerciales para engordar sus cuentas bancarias.
Algo similar ocurrió con Alejandro Roca, ex ministro de la Industria Alimenticia, y con los directivos de las empresas Río Zaza, Sol y Son y Cubana de Aviación, condenados a prisión. Pero no se han explicado los contubernios entre estos directivos tronados, ni se habla de que Ofelia Liptak, que cumple cinco años de prisión, es la esposa del defenestrado General de División Rogelio Acevedo, uno de los llamados “históricos” de la revolución.
Parece que Pedro de La Hoz está ajeno a lo que ocurre, porque afirma que “en Cuba no puede haber resquicios para tales prácticas corruptas, dado que ellas son ajenas a la naturaleza ética y trasparente del gobierno”.
La empresa ETECSA fue sometida a inspección fiscal por ventas no controladas de tarjetas pre pagadas de teléfonos celulares. Por tales irregularidades, 70 funcionarias están bajo investigación, entre ellos su presidente, que fue destituido.
El silencio de la prensa oficial ante estos escándalos demuestra que los delincuentes de cuello blanco continúan enriqueciéndose, sin importarles las precarias condiciones en que vive la población.