LA HABANA, Cuba, febrero, 173.203.82.38 -Internet es uno de los más picaros gafes para las autoridades cubanas. Como ese aguafiestas, aparece constantemente en todos los aspectos del mundo actual, se le trata con desparpajo para engañar a los visitantes extranjeros y a la opinión pública internacional, cual si formara parte de la vida cotidiana de los ciudadanos.
Para colmo, el periódico Juventud Rebelde, cada cierto tiempo, le dedica un gran espacio. El 28 de enero, en su columna “Sexo Sentido” apareció el largo artículo ¿Placer sin Compromiso? Se iniciaba exponiendo que “Internet cada vez se satura más de pornografía, cuyo gigantesco negocio resultó de los mejores adaptados a las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicaciones (TIC). El dilema afecta a todos los países”.
Se preguntaba el articulista si existen suficientes estudios serios para que las autoridades puedan aplicar estrategias con el fin de proteger a la población, especialmente a la juventud. Luego de un amplio recorrido sobre el tema, llegaba una sutil salvedad, como para poder incluir a los cubanos, pero sin reconocer que en Cuba se prohíbe el acceso a internet en los hogares, salvo en controladas excepciones.
Señalaba además que “para adquirir este tipo de material ya no es imprescindible permanecer on line. Videos y fotos descargados de la red son transportados y distribuidos en memorias flash y discos o enviados por correo”.
En realidad, desde que existen esos portadores, hace mucho tiempo, ha sido posible la cadena de usuarios de todo tipo de materiales, y son los socorridos métodos empleados por los cubanos. Como puede deducirse, a la mayoría de nuestro pueblo se le niega el acceso a la más importante fuente de conocimientos, comunicación e interacción humana.
El artículo en cuestión está motivado por la realización en La Habana del VI Congreso Cubano de Educación, Orientación y Terapia Sexual, denominado Sexología 2012, en el que se abordó el tema de la sexualidad en internet.
La pornografía es nociva en cualquier forma de difusión, y más aún si involucra a niños y jóvenes. Sería formidable que en nuestro país hubiera computadoras con lógico acceso a la red desde los hogares, para poder aplicar las recomendaciones de la profesora italiana Chiara Simonelli, reseñada por Juventud Rebelde: “Es necesaria una educación sexual orientada al uso de Internet y de las TIC…Que los ordenadores se coloquen en lugares comunes de las casas, en espacios donde se pueda discutir su uso en familia, y no en las habitaciones de adolescentes”.
En la Cuba del Siglo XXI eso suena a ciencia-ficción. ¡Ordenadores! ¡Internet! ¡TIC! ¡En lugares comunes de las casas! A los niños les enseñan programas básicos en las escuelas, pero caen en el aburrimiento o los juegos porque,al no tener acceso a Internet, no tienen posibilidades de aplicación práctica.
La inmensa mayoría de los jóvenes sólo conoce internet por las películas extranjeras, y no pueden “chocar” con la realidad. ¿Cuántos cubanos pueden pagar más de 7 dólares por una hora en el cibercafé menos caro, en un país donde el sueldo mensual promedio no sobrepasa los 20 dólares? Además, la lenta comunicación y los sitios censurados, obstruyen aun más el uso normal.
En estos tiempos, cuando hasta en los más atrasados países miembros del ALBA se entregan computadoras a los escolares, y, por supuesto, tienen acceso a Internet, los cubanos nos encaminamos a tener millones de analfabetos funcionales.
Increíble para quienes están aprendiendo a leer y escribir con el método cubano en esos mismos países y en muchos otros, que seguramente suponen que donde hace 50 años se erradicó el analfabetismo, se dispone de las técnicas más avanzadas de enseñanza y comunicación.
Al analizar la utilización de internet, que indudablemente resulta provechoso para los académicos y científicos visitantes, y para la ensoñación de los cubanos, nuevamente se da la espalda a la conculcación de derechos fundamentales de los nacionales.
En Sexología 2012 se trató amplia y beneficiosamente la complejidad de las preferencias sexuales y las discriminaciones al respecto en muchas sociedades; pero temas con gran incidencia en la ciudadanía, como la internet, evidentemente no fueron adecuadamente tratados.