LA HABANA, Cuba, agosto, 173.203.82.38 -Mientras varios atletas cubanos con aspiraciones una vez más se vieron obligados a competir sin la presencia de sus entrenadores, mientras los campeones olímpicos de la Isla son regresados al país pocas horas después de concluir su actuación vimos a través de la trasmisión televisiva a un relajado turista de rostro conocido y apellido “ilustre” disfrutar de los juegos.
El Dr. Antonio Castro Soto del Valle, convertido en los últimos años en el hijo más visible del ex presidente Fidel Castro, a pesar de no ser especialista en medicina deportiva se convirtió cuando quiso en médico titular de la selección nacional de beisbol, donde lo vimos impartir señas a los jugadores, trasmitir las órdenes de su padre cursadas a través del siempre infaltable telefonito e incluso recibir, en el mismo terreno de juego, todas las medallas ganadas en algún importante torneo, aunque también se comenta que protagonizó algún que otro altercado con jugadores que no se tragaron fríamente sus imposiciones.
Un buen día por obra y gracia de la desfachatez del nepotismo dinástico “Tony” se convirtió en vicepresidente de la Federación Cubana de Beisbol. No asumió la presidencia misma porque ya sería demasiado, sin embargo llegado a ese inmerecido lugar ya todo el mundo sabe quién manda en la pelota en Cuba.
El cirujano ortopédico especialista en reparación de caderas asumió sin sonrojo su nuevo cargo por encima de hombres que han dedicado su vida y sacrificio al beisbol y cuentan con reconocida autoridad por sus trayectorias deportivas y bien ganado prestigio por su capacidad profesional. Resulta penoso ver a tantas glorias de la pelota cubana escuchar absortos e inermes las valoraciones y orientaciones de este advenedizo neófito con poder inexcusable.
Sin embargo lo increíble sucedió cuando el señor Tony Castro fue elegido nada menos que tercer vicepresidente de la Federación Internacional de Beisbol Amateur IBAF gracias a la deshonestidad de los directivos de la institución.
Al parecer esta familia ha tomado como costumbre asumir a capricho roles para los que no están preparados. El tío de Tony, el general sin batallas Raúl Castro lleva seis años al frente del gobierno demostrando proverbial ineptitud, por su parte la prima Mariela Castro Espín impuesta como directora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) desde donde promueve el respeto a la diversidad sin pedir perdón por tantos crímenes y agravios cometidos desde el poder.
A la infanta que ha tomado como hobbie la lucha contra la homofobia podemos verla promover la masturbación femenina en un programa de la televisión familiar, elogiar la prostitución holandesa, ofrecer su voto al enemigo de su padre o politizar la marcha oficialista contra la homofobia.
El Dr. Tony dirá que si dos pichones de español rezagados en el Caribe como su padre y su tío han gobernado a los cubanos por más de medio siglo, y si su prima, heterosexual graduada de educadora de guardería infantil encabeza la lucha contra la homofobia, el puede regir los destinos del beisbol cubano sin haberlo practicado siquiera en video juegos.
Resulta que gracias al interés del delfín se comienza a descorrer el velo de tabú que ha impedido la relación de Cuba con el mejor beisbol del mundo. Ya se habla incluso en la tv de por qué no trasmitir el beisbol profesional siempre tildado de mercantilista. Mucha gente sospecha que Tony quiere convertir los vínculos con el beisbol profesional en un negocio particular.
El asunto es que el beisbol no participa en las olimpiadas y el Dr. Tony estaba allí. Tal vez el vicepresidente de la IBAF haya tomado una contratica de ortopédico de la representación atlética cubana.
No debemos olvidar que la presencia de este personaje en la sede olímpica implica además un dispositivo de seguridad, lo cual hace más costosa la incursión londinense del Dr. Tony.
Aficionados de todas las latitudes durante los Juegos Olímpicos convirtieron a Londres en una fiesta donde tuvieron la oportunidad de respaldar con orgullo y entusiasmo a sus atletas. Una vez más un escenario deportivo mundial vio a los abnegados deportistas cubanos competir sin el estimulante respaldo de de su público.
El andar de Tony Castro por Londres como si deambulara por los seguros parajes de la estancia familiar conocida como “Punto cero” nos recuerda sin lugar a dudas como el privilegio inapelable de la dinastía anticubana y destructora nos aleja cada vez más de la modernidad.