LA HABANA, Cuba, julio (173.203.82.38) – La mayoría de los cubanos prefiere la cautela. Temen ser engañados una vez más. Creer en el discurso gubernamental y en unos medios de comunicación obligados a interpretar, con pelos y señales, las órdenes del partido comunista, es imposible.
Por estos días se adelantan detalles de las leyes que regularán la compra y venta de casas y autos. Las transacciones serán legalizadas antes de que finalice el año en curso, pero la información no satisface a todos por igual. Se constatan más recelos e indiferencia que sonrisas.
“Pienso que muchos de los futuros compradores van a terminar en la cárcel. Muchísima gente ha podido amasar grandes fortunas a partir de grandes desvíos de recursos del Estado, manipulaciones contables en almacenes y empresas, entre un sinfín de ilegalidades. Esa dudosa liberalización puede ser una vía para meter en prisión a mucha gente”. Eso dice Miguel, Licenciado en Historia, que subsiste con las magras ganancias que obtiene de la venta de libros viejos.
“Nada va a funcionar si no se define el concepto de propiedad. El Estado sigue siendo el dueño absoluto”, agrega con un gesto que confirma sus dudas en lo que insiste en calificar como otra trampa para cazar incautos.
Las personas que no poseen los conocimientos necesarios para realizar este tipo de valoraciones, también exponen sus prejuicios. Comentan y se burlan de lo publicado recientemente en el periódico Granma sobre este asunto, como terapia para aliviar el peso de sus desesperanzas.
La casa de Alicia está al borde del colapso a causa de la erosión y la falta de mantenimiento. Subraya que el salario de ella y su marido, sumados, no rebasa los 40 dólares al mes. En el mismo tono de desgracia, revela que no tiene familiares en el extranjero, y no reciben ayuda. “¿Qué interés puedo tener en la aprobación de esas leyes para comprar o vender casas y automóviles? Para muchos el anuncio es una burla. Nosotros somos el proletariado, la gente de abajo. Aquí tienes a una representante del pueblo “victorioso” de los discursos del gobierno -expresa Alicia.
Definitivamente, si se quiere salir del atolladero, es obligatorio comenzar las reformas por el ámbito político. De lo contrario, todo será sólo pirotecnia.