LA HABANA, Cuba, septiembre (173.203.82.38) – Hace un mes el periodista Pedro de la Hoz publicó en el diario Granma el artículo titulado “Los espejismos de la Afro derecha”, a propósito de la Primera Cumbre Mundial de los Afro descendientes que iba a tener lugar en Honduras. Según el articulista, el evento estaba signado por el síndrome de la Afro derecha, es decir “los sectores afro descendientes del hemisferio occidental que tratan de validarse como actores sociales desde un criterio exclusivamente ‘pigmentocéntrico’, mientras le hacen el juego a los sectores dominantes de la burguesía”.
Pues bien, una situación parecida a la anterior, con la lógica modificación del contexto, se aprecia hacia el interior de nuestra isla. Aquí observamos a cierto número de investigadores, académicos, y otras personas interesadas en estos temas sociales, que únicamente se pronuncian sobre las disparidades raciales que afloran en nuestra sociedad. Para ellos no hay otros males que afecten a los cubanos. La carencia de libertades y la inexistente democracia, que golpean por igual a blancos, negros y mestizos, son asuntos ignorados casi por completo por estos críticos. Este tipo de comportamiento, que evidentemente le hace el juego a los gobernantes cubanos, bien podríamos denominarlo, parafraseando a los colegas de Granma, como el “afrocastrismo”.
Claro, debemos ser justos y establecer matices en este vasto conglomerado. Habría “afrocastristas” que, aun sin pronunciarse públicamente contra el castrismo, son capaces de reconocer en privado las imperfecciones políticas y económicas del socialismo cubano. Para ellos, el hecho de que las autoridades sacaran del debate público el tema racial, y declararan por decreto abolida la discriminación debido al color de la piel, fueron acciones que exacerbaron el problema. En este caso estaríamos en presencia de un “afrocastrismo” inocente.
Por otra parte, nos encontramos con analistas que califican la problemática racial en Cuba, en lo fundamental, como una secuela de políticas pasadas, que tendrían su raíz en la esclavitud. Ellos aprecian determinadas políticas institucionales de los últimos tiempos: la implantación de cuotas de representación racial en entidades y organismos, la creación de una comisión en la UNEAC que investigue las disparidades raciales en el campo de la cultura, así como la celebración de actividades en torno a la creación del Partido Independiente de Color en 1908 y la matanza de sus militantes en 1912. Estos últimos analistas se distinguen por la defensa incondicional del sistema político imperante. Según ellos, al eliminarse las pequeñas disparidades raciales que nos afectan, Cuba sería poco menos que un paraíso terrenal. Son los “afrocastristas” consecuentes.
No dudo en clasificar al señor Pedro de la Hoz como un miembro destacado de la rama consecuente del “afrocastrismo”.