PUERTO PADRE, Cuba, febrero (173.203.82.38) – La primera secretaria del Partido Comunista en Las Tunas, Teresa Amarelle, máxima autoridad política en la provincia, en el acto por el aniversario 58 del asalto al cuartel Moncada, celebrado aquí el pasado 26 de julio, antes de comenzar su discurso, felicitó a los habitantes de Puerto Padre por vivir en una bella ciudad.
Muchos de los participantes de aquel acto, agradecieron el homenaje aplaudiendo y mirándose entre ellos con sorna. Puerto Padre es una pequeña pero linda ciudad, vista desde su avenida principal. Pero otra cosa es calles adentro,
Fundada en 1860, desde el Fuerte de la Loma, cuya construcción data de 1869, el visitante capta una hermosa imagen descendiendo la colina rumbo al mar.
Ya la ciudad no tiene el esplendor de otras décadas, y apartados de la avenida central, las imágenes puede que hagan sacar el pañuelo.
El censo de 1970 concluyó que había en Puerto Padre un total de 15 mil 322 viviendas. Si no contamos las de los barrios marginales, que proliferan por el abandono de las zonas campesinas, a la fecha se han construidos pocas viviendas.
El fallecimiento de 4 personas en La Habana como consecuencia del derrumbe de un edificio el pasado 17 de enero, nos recuerda que según fuentes oficiales, 51 de los 62 edificios existentes en Puerto Padre están en mal estado.
La situación sanitaria no es mejor. A los ciudadanos las autoridades les exigen mantener la higiene requerida, e incluso imponen multas elevadas cuanto el entorno familiar es proclive a la proliferación de plagas y enfermedades.
Pero también es cierto que las mismas autoridades hacen poco o nada para higienizar la ciudad. Justo al lado del comité municipal del Partido Comunista hay una alcantarilla abierta, a pocos pasos de la dirección local del Ministerio de Cultura, y para evitar que un caminante se vaya junto con las aguas negras, simplemente han señalizado la alcantarilla con las ramas de un árbol.
Aguas albañales por las que cualquier ciudadano puede ser multado por los inspectores de Higiene y Epidemiología, se acumulan nada menos que en la calle del fondo de la sede del gobierno. Y frente a la Dirección Municipal de Veterinaria, verdadero azote de los ganaderos, por la más mínima falta, permanecen charcos infestos.
Por si fuera poco, los camiones de gran tonelaje que abastecen al almacén de la Industria Alimenticia, han partido las tuberías del acueducto, que sólo funciona unas pocas horas al día, propiciando, al detenerse el flujo de agua potable, la penetración de aguas contaminadas en toda la barriada.
Frente a una de las esquinas del mencionado almacén reside un teniente coronel de la policía política, también con la tubería que abastece de agua su vivienda, rota, funcionando como un aspersor en un campo de lechugas. Esto provocó que un transeúnte, al pasar por el lugar, comentara:
-Parece mentira tanta agua botándose frente a la casa de un oficial de Seguridad del Estado tan importante como usted.
A lo que ripostó el oficial:
-Eso dicen los contrarrevolucionarios del barrio.
Esa misma noche, el hombre buscó algunos familiares, y a la luz de un par de lámparas vertió concreto sobre el salidero.
Pero la solución colectiva no es viable como momentáneamente salvó la honrilla del teniente coronel. Según fuentes oficiales, el municipio no cuenta con recursos para solucionar los graves problemas de vivienda, acueducto, alcantarillado y viales existentes en Puerto Padre. Males que corroen a toda Cuba.
De tal suerte, no sería mala idea que antes de pronunciar sus discursos, los políticos se adentraran un poco más en nuestras calles. Así, quizás en este país existirían más techos y menos palabras.