LA HABANA, Cuba, abril, 173.203.82.38 -El periodista Calixto Ramón Martínez, de la agencia Hablemos Press, fue preso el 16 de septiembre de 2012, por realizar una investigación periodística. Lo liberaron sin formación de causa, el 9 de abril, casi medio año después.
En noviembre de 2012 fue secuestrada en la calle y detenida la abogada y periodista independiente, colaboradora de Cubanet, Yaremis Flores. Más tarde, Antonio Rodiles, director del proyecto civilista independiente Estado de Sats, también fue detenido y permaneció en la cárcel más de una semana sin que se le realizara juicio. También fueron detenidos en esos días más de veinte disidentes. “Hemos recibido numerosos informes de detenciones (políticas) breves en Cuba que parecen arbitrarias”, declaró a Notimex Rupert Colville, portavoz de la Oficina de la Alta Comisionada de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
Esos ejemplos constituyen sólo una insignificante muestra del extenso cuadro de detenciones arbitrarias de activistas que saltan a los medios internacionales, por sus ribetes políticos.
¿Pero qué se conoce sobre los otros ciudadanos que sufren detenciones en la vía pública, obligados a soportar bochornosos controles policiales, mostrar el carné de identidad continuamente, cacheos, registros por sospecha de transportar bienes mal habidos (generalmente alimentos), maltrato, detención y deportación a sus provincias de origen? Desde hace más de medio siglo, los cubanos vivimos en permanente estado de sitio.
Antonio Blanco, residente en Boca de Jaruco, provincia de Mayabeque, en ocasiones necesita desplazarse a la capital. Por lo malo del transporte público, toma cualquier vehículo cuyo chofer lo recoja, sobre todo los tranportes de los obreros de la cercana Empresa de Perforación y Extracción de Petróleo. Y cuenta esto:
“A lo largo de más de cincuenta kilómetros, los trabajadores que van en ese transporte, rendidos por el agotador trabajo y la mala noche, son importunados con registros. La policía ordena detener el ómnibus, obligan a abrir maletines, en busca de carne de res, pescado, queso, ron, café u otros artículos. Cada registro demora alrededor de veinte minutos. Un día, los agentes preguntaron por el dueño de un paquete que estaba en el pasillo del ómnibus. Nadie respondió. Lo abrieron, y hallaron cuatro libras de queso, que los agentes incautaron”.
El abogado René López Benítez, residente en La Habana, precisa: “Si no se trata de un delito in fraganti, el agente, para registrar o detener a los ciudadanos necesita un auto escrito. Entonces pueden conducirlo a la estación policial. Si hay supuesto delito, se procede con las investigaciones en el término prudencial de veinticuatro horas. De lo contrario, detención y registro en la vía son ilegales.
Si el registro es en una vivienda particular, hay que notificar mediante Orden de Registro el objeto, y al final, entregar copia del Acta sobre los resultados de la búsqueda, siempre en presencia de dos vecinos como testigos, todo de acuerdo con la Ley 5, de Procedimiento Legal”.
Groseras violaciones del Estado de Derecho que supone igualdad para todos los ciudadanos y separación de los poderes supremos de la nación. En la práctica, todo eso es puro cuento para los cubanos.