LA HABANA, Cuba, junio, www.cubanet.org -La capital cubana se cae a pedazos, por la miseria y las desigualdades sociales, mientras existe un sector que poco o nada le importa lo que sucede en el entorno. Esta gente es la “farándula” de las llamadas fiestas “house”. ¿Quiénes atraen más público a las fiestas “house”, en las “after party”?. ¿Cuáles Disc-jockey están mejor ubicados? Bien vale la pena responder estas preguntas a través de un paseo por lo que ha sido la incidencia del fenómeno electrónico en el espectro musical cubano.
La promoción de estas fiestas llega a través de teléfonos móviles. Los sms son dirigidos a millares de jóvenes capitalinos. Inundan la red móvil cada fin de semana, para así atraer al público seguidor de este popular género de música bailable.
Haciendo un poco de historia, vale mencionar como antecedente de este estilo de fiestas house, el proyecto independiente Matraka Producciones, cuyo creador fue Michel Matos. Él y su equipo fundaron el “Rotilla Festival”, en el año 1998. Durante doce años, realizaron este evento con un carácter independiente y multifacético. Al inicio, se presentaban allí únicamente productores y creadores de música electrónica, norma que cambió a partir del año 2008. En 2011, las autoridades cubanas intervinieron el evento, pero no pudieron apropiarse del nombre de éste, debido a que estaba registrado legalmente, fuera de Cuba.
Uno de los Disc-jockey más destacados es Joyvan Guevara, más conocido por su cautivante fiesta Analogika, que comenzó a funcionar en el centro recreativo El Castillito. Aquí se puede disfrutar de la música electrónica que se baila en Europa. Anteriormente, Joyvan puso de moda un espectáculo, “El show del Payazo”. Ese proyecto lo acogió el “Maxim Rock”, los viernes. Sin embargo, el Payazo sigue mutando . No caben dudas de que Joyvan es un maestro del performance satírico, que arrastra a centenares de jóvenes a sus fiestas.
Se puede mencionar otra modalidad de este tipo de evento bailable, la Fiesta Única. En su séptima temporada está funcionando en el complejo turístico Morro-Cabaña. Otro proyecto que nació a mediados de 2010, fue denominado igualmente “Fiesta Única”. A cargo de este proyecto está el Disc-jockey Xander Black y la productora Lila Aguilera. La “FÚnica” es un show que se presenta en espacios más exclusivos. Se ha caracterizado por su gran ductilidad, por sus posibilidades de moverse por toda la ciudad. Cada fiesta tiene un nuevo matiz o un invitado foráneo.
Estos chicos cuentan con un respaldo promocional muy eficiente. Han logrado autogenerar una infraestructura logística, lo cual les mantiene siempre arriba en el ranking de la farándula juvenil que puede costearse este tipo de diversión. La “FÚnica” mueve y arrastra a los viejos seguidores del Festival Rotilla, así como ha logrado ganarse su propio público en el insuficiente espacio del recreo capitalino.
El Disc-jockey Reitt ahora tiene ubicado su proyecto en La Casona, de la avenida 7ma. y calle 22. Esta fiesta atrae a los adolescentes adinerados de la zona oeste de la ciudad y parte del municipio Plaza. Su oferta y demanda cada vez es más apreciadas por el sector de la juventud que vive y practica como forma de vida el consumo. También en esta competencia electrónica nació, hace unos meses, el proyecto Sarao Night Club, en los Jardines de la Tropical.
Cabe subrayar que en ninguno de estos espacios se promueve el reggaetón. Es un hecho que el reggaetón atrae a un público marginal, problemático e impredecible. Es por ello que las fiestas únicas y los eventos de música electrónica intentan “elevar el nivel”. Así, de paso, se evitan la cuota de muertos y heridos que habitualmente genera el controvertido reggaetón.
La Habana sigue siendo una ciudad oscura, incluso los fines de semana. El modo en que se accede a la recreación resulta un fiel espejo de las diferencias sociales cada vez más evidentes. En este entorno se mueven los Disc-jockeys y la “farándula electrónica” como una opción posible, otro modo de sobrevivir al tedio de un país en crisis.