LA HABANA, Cuba, abril, 173.203.82.38 -Siendo miembro de la UNEAC (por la sección de escritores), fui recomendada a través de un amigo de la sección de Cine, Radio y Televisión, a que pasara la XXVII Edición Nacional del Curso Básico “Diseño y Gestión de Proyectos de Desarrollo, ofrecido por el Centro de Intercambio y Referencia Iniciativa-Comunitaria (CIERIC), una ONG ubicada en calle 98 entre 5taB y 5taF # 524, en Miramar.
Las clases se desarrollaron en el aula del CIERIC, allí fuimos preparados 30 estudiantes. Dicha ONG se encarga de capacitar a nuevos gestores empresariales con un perfil comunitario y por el bienestar común. Esta 27 edición fue patrocinada por la agencia la Asociación Alemana para la Educación de Adultos (DVV).
Algunos cubanos han asumido los elásticos resortes del cambio y progresan a medida que descubren nuevos “modus operandi”. Como resultado, surgen los denominados Grupos Gestores de Proyectos. En la gran mayoría de estos Grupos Gestores están instaladas aún las viejas pautas de pedir al gobierno, según lo caducamente establecido. Sin embargo, las brújulas comienzan a indicar que el norte sigue siendo el norte y no el sur, como dice el slogan de la cadena Telesur.
Hace poco, tuve la oportunidad de recibirme como Diseñadora y Gestora de Proyectos. Fueron estos los días más paradójicos y aleccionadores que he vivido en los últimos tiempos. Tomé consciencia de cuán necesaria es la transformación a escala de las mentes de los cubanos, para que sea generado un verdadero y profundo cambio a nivel económico y político.
El primer curso de capacitación para grupos gestores de proyectos, actores y agentes de cambios, dio comienzo en septiembre, para finalizar en diciembre de 2012. Constaba de una distribución de horas lectivas en 2 o 3 días a la semana. Estos días de impartición de teoría transcurrieron con una altísima intensidad. Se incluían los trabajos de campo y las coordinaciones internas de equipos gestores.
Con la experiencia pude constatar que a lo largo y ancho del país los actores comunitarios están despertando para agenciarse su propio desarrollo. La gente con iniciativa comienza a tocar puertas y a penetrar en espacios inexplorados. Se busca que el cambio y el empoderamiento económico lleguen a la Isla más aceleradamente.
En este curso se decían las más amargas verdades sobre nuestro país. Sin embargo, paradójicamente, la palabra “pobreza”, referida a nuestro entorno, estaba de antemano vetada en la redacción de determinados documentos protocolares.
Una de las mejores enseñanzas que trajo ese curso es la transformación de las estructuras verticales rígidamente establecidas. En este caso, para nosotros fue obligatorio trabajar en equipos, en parejas. Muy importante fue aprender a dialogar y escuchar la diversidad de opiniones. Nos enseñaron el “arte de negociar”, tan oculto para el pueblo cubano.
Fue, para mis colegas y para mí, un curso catalizador de ideas, sueños, intercambios. Surgieron nuevas redes de amigos, que avistan y buscan con sus esfuerzos el cambio de la pobreza al desarrollo.
Sin embargo, en medio de tantos ejercicios e intercambios políticos y filosóficos, apenas se rozó el tema de “las causas” de la ineficiencia económica de este gobierno. Yo me aventuré dos veces a emitir criterios un tanto álgidos, señalando que nuestra estructura política y económica actual es caduca. Ante este comentario mío, el resto de mis colegas pusieron los ojos cuadrados, pues saben en su fuero interno que es lo cierto. No obstante, todos prefieren cuidarse sus espaldas, en tanto esperan al borde de la piscina gubernamental, a ver si de nuevo se llena de agua. Otros se preparan para lanzarse a los océanos desconocidos de la economía de mercado.
Quedó demostrada la poca capacidad de varios gestores para ser prácticos, concretos y eficientes. Cada equipo debía defender su proyecto en quince minutos. Sin embargo, prevalecieron el exceso verbal y el barroquismo hueco institucional, tan arraigados en nuestra idiosincracia. Esto provocó que algunas ponencias se extendieran hasta más de media hora. Pero cabe esperar que estos grupos gestores hayan aprendido a potenciar otras dinámicas. En las actuales circunstancias de un país en crisis, el tiempo es oro. Se hace necesario generar los cambios, para generar el desarrollo.