LA HABANA, Cuba, diciembre, www.cubanet.org -Antonio Castro Soto del Valle repite por estos días una frase, ¿acuñada por su tío, Raúl?, que huele más a oportunismo que a honradez. El ritornelo de “cambiar lo que debe ser cambiado”, volvió a resonar esta vez en la V Convención Internacional de Actividad Física y Deporte (AFIDE 2013), en la voz del que quizá sea el más farandulero de los hijos de Fidel Castro.
Muchos cubanos saben de su sistemática presencia en francachelas y de su vinculación con no pocos negocios turbios, como aquel en que participaba con una bella muchacha que finalmente desertó y lo puso todo en la vitrina pública, además de exponer con pelos y señales algunos pasajes sobre los lujos y despilfarros que ocurren regularmente en la casa real.
Ahora Tony, que no esconde su inclinación a querer proyectarse como un sex symbol, posando a la manera de Alain Delon o de Antonio Banderas, ostenta el título de conferencista. Ya no solo es el vicepresidente de las federaciones Internacional y Cubana de Béisbol.
En su intervención, calificada de magistral por los medios acreditados, abogó por mayores aperturas en el sector de los deportes. “El concepto de revolución, puesto en nuestras manos, hay que aplicarlo, no leerlo, ni repetirlo solamente”, dijo ante el auditorio.
El énfasis en la necesidad de ampliar las transformaciones en lo que se reconoce como el deporte nacional, trae más dudas que esclarecimientos. Si un hijo de papá se proyecta así, es lógico pensar en una jugada mediática encaminada a demostrar una voluntad que no existe por parte de quienes detentan el poder real.
La creación y reciclaje de expectativas en torno a un programa de reformas más ambicioso, es una de las directrices del régimen, ¿Quién mejor que Tony para promocionarla?
Esperar avances más allá de los ridículos aumentos de salarios y las selectas autorizaciones para jugar en equipos profesionales de otros países, excepto Estados Unidos, es perder el tiempo. Y no resulta suficiente para detener el declive en casi todas las disciplinas deportivas.
La opción de los beisbolistas cubanos se explica con una sola frase: escapar del esclavismo. Ese propósito se mantendrá vigente. Castro Soto del Valle lo sabe, pero es el portador de un mensaje de familia. A fin de cuentas, la vida de burgués se la debe a su linaje. A los dos caudillos que convirtieron a Cuba en su finca.
Entre las frases que Tony Castro expresó a favor de la liberalización valdría citar también la que pide que “Cuba no debe aislarse del mundo, sino girar con él y cambiar lo que debe ser cambiado”. Ese pragmatismo huele a queso.