LA HABANA, Cuba, diciembre, 173.203.82.38 -La vida no ha sido generosa con Ledimir Hernández Delgado, de 38 años, residente en Arroyo Naranjo. Creció separado de sus progenitores. Cuando era pequeño, su madre enloqueció y la ingresaron en el Hospital Siquiátrico Mazorra. Su padre, le escogió el nombre, por Lenin, pero no sabía cómo se escribía correctamente Vladimir. Dejó de atender a su hijo después que se divorció. Solo se ocupaban de él sus abuelos maternos, pero murieron cuando era muy joven.
Es un hombre de trabajo, honesto y noble, pero como es opositor al régimen, hace años que el estado no le da empleo. Ha trabajado en varias cafeterías particulares, pero a todas han ido oficiales de la Seguridad del Estado a advertirle a los dueños que “si no lo botan, tendrán problemas por emplear a un contrarrevolucionario”.
Así, Ledimir ha visto todos los caminos cerrados. No le han dejado otra opción que irse del país. En agosto se lanzó al mar en una embarcación rústica, pero lo atraparon las Tropas Guardafronteras cuando estaba a la deriva a varias millas de la costa. Me dice que preferiría haberse ahogado, porque ahora su situación es peor. La Capitanía del Puerto le ha impuesto una multa de 3 500 pesos (unos 140 dólares) por “navegar sin permiso”. Como no tiene el dinero para pagar semejante multa, lo más seguro es que tenga que ir a la cárcel. Por los mismos motivos, Boris Rodríguez y Raúl Parada, del Partido Democrático 30 de Noviembre-Frank País, están presos en Valle Grande desde hace varias semanas.
Hace varios días, Ledimir acudió a pedirme ayuda. Está desesperado. Sólo se le ocurre hacer una carta, que quiere enviar al departamento de refugiados de la Sección de Intereses Norteamericana en La Habana, las organizaciones internacionales de derechos humanos y a cualquiera que quiera escucharlo y ayudarlo. Él quería que le mejorara la redacción, pero me parece que no vale la pena. Su carta, tal como está, dice lo necesario. Aquí está.
“A quien pueda interesar:
“Me llamo Ledimir Hernández Delgado y vivo en calle Segunda número 129 entre 11 y 13, Parcelación Moderna, Arroyo Naranjo. Nunca he estado de acuerdo con la dictadura castrista. Estoy en la oposición desde hace cinco años. Empecé en el Partido Democrático 30 de Noviembre-Frank País cuando lo dirigía Emilio Leyva. Hacíamos muchas protestas en las calles. Cuando Leyva se tuvo que ir para los Estados Unidos debido al acoso constante de la Seguridad del Estado contra él, me uní al Movimiento Cubano Jóvenes por la Democracia que dirigía Heriberto Liranza. Con ese grupo participé en numerosas protestas pacíficas y asistía cada semana a la Iglesia del Carmen a exigir la liberación de los presos políticos. Por problemas internos que hubo en el movimiento, muchos de nosotros regresamos al Partido Democrático 30 de Noviembre- Frank País, al cual pertenezco actualmente.
“Desde que empecé en la oposición, la policía política me hace la guerra. No puedo trabajar porque donde quiera que consiga trabajo, Seguridad del Estado va allí y dice que me tienen que botar porque soy contrarrevolucionario.
“Cada vez que participo en una actividad opositora me prenden y me encierran varias horas en la unidad policial del Capri. Han amenazado varias veces con enviarme a la cárcel si sigo en la oposición.
“Una vez llené un formulario en la oficina de refugiados políticos de la SINA, pero me denegaron porque dijeron que no tenían muchas evidencias de que yo fuera perseguido. Yo no soy de los que van a la oficina de refugiados a echar evidencias en el buzón. Pero guardo bastantes evidencias de la represión que he sufrido. Prefiero protestar en las calles y colaborar con los periodistas independientes. Algunos de ellos, como Luis Cino y Carlos Ríos, pueden atestiguarlo.
“Ya no sé qué voy a hacer. No me dan trabajo ni licencia para trabajar por cuenta propia, no puedo vender en la calle porque me meten preso, no tengo modo de ganarme la vida honradamente.
En agosto, en una embarcación que hicimos, intenté irme del país. Nos cogieron a 10 millas. Estuve preso 24 horas y me impusieron una multa de 3 500 pesos. Si no pago la multa antes del 29 de noviembre, la aumentarán a 6 000 pesos.
“Como no me dejan trabajar en ninguna parte, no tengo dinero para pagar la multa y me van a enviar un año y un mes a la prisión de Valle Grande. Necesito que me ayuden a salir de esta prisión que es Cuba”.