LA HABANA, Cuba, febrero (173.203.82.38) – Las masivas manifestaciones en Egipto y los países del Magreb, Túnez, Argelia, Libia, Marruecos, y sus resultados primarios, con la caída de los gobiernos de Mubarak, en Egipto, y Ben Alí, en Túnez, nos dejan dos mitos y una enseñanza a los demócratas cubanos.
Uno de los mitos afincado en los medios de comunicación, es que los levantamientos de rebelión espontánea dan “el resultado esperado”. El otro es que con las redes sociales facilitadas por internet, la telefonía móvil, Facebook y Twitter, se puede modernizar el mundo.
La reciente filtración del video de una conferencia a oficiales superiores del Ministerio del Interior en junio de 2010, sostiene esa tesis. El conferencista supone que las nuevas armas del liberalismo son los teléfonos móviles e internet y contra ellos se debe librar una guerra.
Desenredemos el entuerto. La intervención de las nuevas tecnologías crea paradigmas y formas de conductas en los ciudadanos. La modernidad llega de todos lados por intermedio de una laptop y un teléfono celular. El avance de las comunicaciones en los últimos veinte años sobrepasa lo alcanzado en la suma del conocimiento adquirido durante la historia de la humanidad. La aldea global es una realidad.
Pero las nuevas tecnologías no convocan a los individuos, ni los impulsa a hacer visibles las demandas que hasta el día anterior resolvían sólo en “reuniones de pasillo”. La tecnología es el medio efectivo que posibilita promover y movilizar a grupos humanos que estén previamente de acuerdo en un objetivo.
Las protestas callejeras, la rebelión espontánea, pueden derribar gobiernos, pero no pueden construirlos. Para eso se necesita organización, estructura y cierto nivel de libertades. Algo que las sociedades árabes desarrollaron de alguna manera, luego de la independencia.
En Egipto sin Mubarak y en Túnez sin Ben Alí, están programadas elecciones, para los próximos meses. Esta es la enseñanza. Se necesitan organizaciones con proyección ciudadana y electoral (como los Hermanos Musulmanes en Egipto, por mencionar la más conocida), para materializar el cambio, que solo se afinca en el momento de medir el pulso social en las urnas.
Uno de los retos de los demócratas cubanos es construir organizaciones electorales, para demostrarle al régimen por métodos democráticos, cuáles son los intereses y las necesidades de la ciudadanía. El desafío está planteado, 2012 será un año de elecciones generales en la isla. Aprender de la enseñanza magrebí podría dar resultados tangibles.