SANTIAGO DE CUBA, Cuba, agosto (173.203.82.38) – En su discurso de clausura del VI Congreso del Partido Comunista, Raúl Castro afirmó que habían pasado los tiempos de desconfianza entre la Iglesia y el Estado, y que se hacía necesario desterrar cualquier resentimiento o prejuicio contra aquellos que profesan cualquier religión.
Han transcurrido algunos meses y el propio Castro nos sorprende ahora con que aún persisten esos rezagos del pasado. Durante el período de sesiones de la VII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, se hizo público un incidente motivado por errores de algunos funcionarios, que provocaron la destitución de una militante comunista por motivos religiosos.
Sin embargo, Castro no habló sobre tres sucesos importantes relacionados también con la libertad religiosa: el primero ocurrió el pasado 17 de julio, cuando algunas Damas de Blanco, al salir de la misa en el santuario del Cobre, fueron golpeadas y apedreadas por turbas progubernamentales. Aunque los policías llevaron a las mujeres hasta el hospital Ambrosio Grillo, para que fueran examinadas, ordenaron a los facultativos no entregar a las víctimas los certificados médicos correspondientes.
Una semana después se reportaron más de 20 detenidos en los municipios Mella, Palma Soriano y Santiago de Cuba. Esta vez se trataba de impedir la asistencia de las Damas de Blanco y otros opositores a la misa del Padre José Conrado en la Iglesia Santa Teresa de Jesús.
El tercer hecho ocurrió en el propio municipio de Santiago de Cuba, el 7 de agosto, cuando una veintena de mujeres fueron golpeadas al concluir la misa en la Catedral. A esta situación se suma la decisión de trasladar al Padre José Conrado, por motivos aún no explicados.
La libertad religiosa es un derecho fundamental, reconocido en el artículo 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos. En el más reciente Informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos sobre el estado de la libertad religiosa en el mundo, aparece un listado de gobiernos que han realizado o tolerado violaciones graves de la libertad religiosa, entre los cuales está Cuba.
En nuestro país la Iglesia no tiene una verdadera autonomía, no se le permite abrir centros de oración, ni escuelas. Los programas sociales de la iglesia no pueden abarcar todos los campos porque deben ser aprobados por el gobierno; y por otro, lado se reprime a los opositores que asisten a las misas, algo que ocurre sistemáticamente en Santiago de Cuba.
Como consecuencia de la represión, han resultado lesionadas mujeres de extraordinario valor que persisten en no abandonar su fe cristiana, como son los casos de Eunices Madaula y Tania Montoya.