LA HABANA, Cuba, noviembre (173.203.82.38) – Desde el 7 de octubre hasta hace unos días se estuvo vendiendo en los estanquillos de prensa el proyecto de documento de la Primera Conferencia Nacional del Partido Comunista de Cuba.
Siendo el citado documento algo concerniente a la vida interna de sus miembros y simpatizantes, las instancias superiores del Partido decidieron que la población conociera los aspectos centrales que se analizarán en la anunciada Conferencia Nacional.
El citado documento no deja ninguna duda respecto a la naturaleza continuista de la Conferencia, aunque no se haga alusión a la vigencia del artículo 5 de la Constitución de la República, que sitúa a los comunistas por encima de toda la sociedad al señalar que: “El Partido Comunista de Cuba es la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado”.
Se sabe de antemano que todo lo que se discuta y apruebe en el citado evento, cuya celebración ha sido fijada para finales de enero del próximo año, se ajustará a lo recogido en el citado artículo. Todo lo fundamental se mantendrá igual que está desde hace medio siglo.
Llama la atención que en el texto no se hace mención a la República, ni al Estado; pasa por alto a la Asamblea Nacional de Poder Popular y de igual manera al gobierno. Con esto queda claro que para los organizadores de la Conferencia la “revolución” y el “partido” –que para el caso son lo mismo- son lo primero, y todo lo demás se supedita a ellos.
Es algo contradictorio y alarmante porque desde el 24 de febrero de 1976, cuando entró en vigor la actual Constitución, se supone que rige la Tercera República, y su parlamento –la Asamblea Nacional del Poder Popular, un órgano supuestamente independiente del partido- comenzó a desempeñarse como fuente de derecho.
En su capítulo II, inciso 37, el documento propone “fortalecer la unidad nacional en torno al Partido y la revolución”. Tal enunciado desconoce así el artículo I de la Constitución que señala: “Cuba es un Estado socialista organizado con todos y para el bien de todos, como república unitaria y democrática”.
Han transcurrido 35 años de la celebración del referéndum en el que supuestamente el 97,7% de los electores depositaron el voto afirmativo que aprobó la actual Constitución, con lo cual debió institucionalizarse el país y dejar atrás la etapa revolucionaria. Pero para sorpresa de los conocedores del Derecho Constitucional, los comunistas cubanos, partido único que gobierna el país, pasan por alto este hecho y aprueban un documento donde ni se menciona a la República por ninguna parte.
En el citado artículo II del proyecto de documento, en el inciso 44 se plantea: “Promover la cultura económica, jurídica, tributaria. Trabajar por el conocimiento y respeto de las leyes”.
El documento deja claro que la Unión de Jóvenes Comunistas, las “organizaciones de masas”, la “sociedad civil” y todos aquellos que le sirvan al partido único para dar la falsa imagen de que existe una democracia en el país, serán simplemente poleas de trasmisión de la política e ideología de los dictadores comunistas hacia la sociedad.