LA HABANA, Cuba, agosto, 173.203.82.38 -Por estos días he evocado, más de una vez, el nombre del guionista y director cinematográfico alemán, Florian Henckel von Donnersmarck.
Una desafortunada concurrencia de causas me han arrojado a los interiores de un mundo que él supo recrear en el celuloide con una mezcla de talento y buen tino a la hora de elegir el tema, los actores y sobre todo hilvanar un discurso dramatúrgico que cala en lo más profundo de los sentimientos.
Fue en el 2006 que este joven director, nacido en Colonia en 1973, le regaló al mundo el inolvidable filme La vida de los otros.
Quizás su obra más conocida y que se alza como referente de inestimable valor para conocer parte de las arbitrariedades y bajezas cometidas por los legendarios servicios de la Contrainteligencia de la desaparecida República Democrática Alemana (RDA) con el fin de quebrar la voluntad de los disidentes reales o potenciales.
Basta ver la película para convencerse de la capacidad destructiva de esos regímenes en que el corpus ideológico de un partido se convierte en dogma a obedecer sin cuestionamientos. Ni hablar de la impunidad y la corrupción moral dentro de un organismo que se erige en el poder real, capaz de llevar a cabo cualquier acción con tal de evitar el crecimiento de la oposición.
A cada infracción le corresponde una variedad de castigos, que incluyen la muerte si así lo determinan los “dioses” marxistas-leninistas para prevalecer en la historia y en el tiempo.
Para los alemanes es un recuerdo amargo aquella vida plagada de suspicacias y desvelos ante la posibilidad de ser huésped de un calabozo, por semanas o meses, a la espera de ser condenado por supuestos delitos contra la seguridad del estado.
Afortunadamente, las generaciones post Muro de Berlín conocieron esos infiernos solo a través de la Historia, las anécdotas y obras de arte que rompen los límites entre la realidad y la ficción, como la de este cineasta, que será recordado por recrear, desde el arte y sin panfleto, una suma de hechos que exponen con lujo de detalles algunas de las zonas más abominables de la conducta humana, cuando desaparecen los blindajes cívicos, el pluralismo político y la libertad económica.
Sobre el tema aquí tratado debo hablar en primera persona.
Aparte de las afinidades en el proceder de los verdugos germanos, excelentemente representados en el filme, y quienes los imitan en Cuba, es preciso exponer ante la opinión pública el recrudecimiento de esos métodos que transgreden de manera sistemática y flagrante la integridad física y espiritual de miles de personas en nuestro país.
No sé por qué la policía política ha decidido estrechar el chequeo contra quien suscribe estas líneas y mi colega Víctor Domínguez, también escritor y periodista independiente, y articulista de Cubanet y otros medios de prensa.
Desde hace aproximadamente 15 días, varios agentes vienen acosando a algunos de mis familiares, visitándolos en sus casas e indagando sobre detalles de mi vida, aparte de hacerles alusiones humillantes con el objetivo de manchar mi reputación.
La ofensiva se extiende a amistades cercanas, y hasta a los empleados de entidades de la gastronomía estatal que frecuentamos Víctor y yo, donde conversamos sobre futuros planes relacionados con las actividades del Club de Escritores que ambos dirigimos e intercambiamos sobre temas literarios y asuntos de interés común.
¿Cuántas fotografías nos habrán tomado para editar uno de esos bodrios audiovisuales que transmiten por la televisión para desprestigiar a quienes se oponen al sistema o lo critican?¿Nos echarán de esos sitios por ser, según el argot establecido, “connotados contrarrevolucionarios”? ¿Se atreverán a envenenarnos con alguna sustancia tóxica mezclada con los alimentos que consumimos en estos locales?
Ningún desenlace de esta ofensiva persecutoria debe ser descartado. Los escrúpulos no abundan entre estas personas que no escatiman recursos ni métodos para eliminar o marginar a sus adversarios.
El trabajo sucio está en proceso y quedan por ver los pormenores de esta nueva maquinación de la más eficiente de las instituciones del totalitarismo cubano.
Parafraseando el título de la película de Florian Henckel von Donnersmarck, continúa en peligro “La vida de nosotros”. La de los miles de cubanos que abogamos por una Cuba diferente, sin partido único y con derechos para todos.
Tráiler español de “La vida de los otros”