¿Cuánto tiempo? No mucho, porque ninguna mentira puede durar para siempre. ¿Cuánto tiempo? No mucho, porque uno recoge lo que siembra. ¿Cuánto tiempo? No mucho, porque el arco del universo moral es extenso, pero se inclina hacia la justicia.
Martin Luther King Jr.
LA HABANA, Cuba, marzo (173.203.82.38) – Al conmemorarse el octavo aniversario de la Primavera Negra de 2003, cuando periodistas y bibliotecarios independientes, y activistas de derechos humanos fueron injustamente arrestados, para después, en manipulados juicios, ser condenados a penas de cárcel de hasta 28 años, resulta provechoso meditar sobre los esfuerzos pacíficos desplegados desde inicios de los años 1990, rompiendo la tradición desde el Siglo XIX de la confrontación violenta en Cuba.
Hay quienes, desde cómodas posiciones, critican a los periodistas independientes y la disidencia cubana. Toda obra humana es imperfecta y los desaciertos pueden haber estado presentes. Pero nadie puede negar que la oposición interna, con su persistente batallar, continúa siendo la vanguardia de la nación cubana. La oposición ha simbolizado la dignidad y el decoro frente al sometimiento a un régimen que inicialmente prometió el paraíso, pero ha llevado Cuba al infierno. Ser periodista independiente y disidente ha representado para la persona que lo asume una vida de peligros y riesgos, con la clara conciencia de que el único premio ha sido el aislamiento, la posibilidad de una celda en Villa Maristas y otros cuarteles de Seguridad del Estado, y una larga estancia en terribles cárceles.
Ser echado del trabajo es la primera consecuencia para quienes eligen el periodismo independiente. El propósito es el aislamiento social y la imposibilidad del sustento económico para la familia, para así tratar de doblegar a los dignos, presentando sus casos como ejemplo del destino que aguarda a los que denuncian los desmanes del gobierno y aspiran a una sociedad democrática y con justicia social para los cubanos.
El despojo del vínculo laboral significa, además, la pérdida del derecho a la seguridad social por edad, años de trabajo o accidente. Aunque se cumplan los requisitos para recibirla y se tengan más de 65 años, los hombres, y 60, las mujeres, como establece la ley, no tienen derecho a la jubilación, a pesar de haber cotizado a la Seguridad Social, lo que representa no sólo un castigo, sino una estafa.
Durante más de 20 años el periodismo independiente ha estado sometido al acoso perenne de los órganos represivos, e infiltrado por los agentes del régimen; calumniado por los medios de prensa oficiales, únicos permitidos. Los informadores acusados como mercenarios, hemos sido verdaderos defensores de la independencia y la soberanía nacional.
Ciertamente, los comunicadores independientes siempre han recibido internamente el apoyo de compatriotas que, venciendo el miedo, brindan su aliento; realidad ahora notablemente incrementada. Tampoco ha faltado la solidaridad de organizaciones y personas dignas y decentes que desde diversas partes del mundo nos han apoyado. Muchos compatriotas obligados por las circunstancia han debido abandonar Cuba, pero conocedores de nuestros avatares han sido difusores de nuestra labor. Lamentablemente ya muchos fallecieron, como Rosa Berre, Carlos Quintela y Jesús Díaz, quienes mantuvieron una sobresaliente actitud fraternal y solidaria hacia nuestra causa. Los tres con una amplia historia de defensa de la libertad en nuestro país desde antes de 1959, y después con trayectorias muy semejantes a la de muchos periodistas independientes, que poco a poco tomaron conciencia de que los sueños nacidos con la revolución se convertían en pesadillas, y que el proceso torció su camino, convirtiéndose en un monstruo totalitario.
Los periodistas independientes, como toda la disidencia, pueden haber tenido errores tácticos comprensibles en algunas circunstancias, por las difíciles condiciones en que desarrollamos nuestro trabajo. No obstante, no se puede negar que su paciente y recta dedicación ha sido un catalizador en la maduración y la toma de conciencia del pueblo cubano sobre los problemas de la nación.
Mientras en los años 1990, una mesa era suficiente para reunir a los comunicadores independientes, hoy la actividad cubre todo el territorio nacional, con un amplio tejido, especializado en distintas materias y constituyen un caleidoscopio de diferentes visiones que nutre y enriquece el intercambio de opiniones. Aunque el régimen procura impedir el acceso a las emisoras internacionales de radio e Internet, con sus amplias posibilidades, la prensa independiente aguza la creatividad en el envío de las informaciones y análisis, así como se extienden en blogs y las redes sociales, nutrida por jóvenes talentosos que aportan novedad.
A pesar de las dificultades internas e incluso de las incomprensiones desde el exterior, el periodismo independiente se ha consolidado como una verdadera opción alternativa para el pueblo cubano frente a la falta de veracidad y opacidad de la prensa oficial. Hoy podemos afirmar parafraseando al poeta que a pesar de que el camino ha sido largo y duro, “La mañana se anuncia con un trino”.