LA HABANA, Cuba, diciembre (173.203.82.38) – El 17 de diciembre los cubano, creyentes y no creyentes, donde quiera que estén, celebran el día de San Lázaro. Santo es el único santo surgido de la imaginación y devoción popular de los cubanos. Uno de los santos al que se le atribuye mayor cantidad de curaciones y milagros en Cuba.
El peregrinaje hasta el Rincón, donde se encuentra el santuario, 25 km al sur de la capital se realiza a pie. Desde la noche anterior, y provenientes de todos los barrios de La Habana, decenas de fieles al santo se preparan para caminar hasta la iglesia. Hay quienes vienen desde poblados cercanos y hasta del extranjero. Algunos, desde Miami. A algunos de estos últimos se les reconoce por sus cadenas doradas con la imagen del santo, o en una medalla igualmente notoria por el tamaño.
Muchos de los que peregrinan para pagar una promesa hecha al santo a cambio de una petición concedida o por conceder, avanzan de rodillas o a rastras al tiempo que halan gruesos pedruscos y hasta bloques de cemento, vestidos de tela de yute o de color violeta, con los que se identifica a San Lázaro.
Además de los devotos, que acuden por miles durante el día 17 de diciembre, están los vendedores de arroz frito, pan con lechón, con jamón y queso, croquetas con pan, bisté de puerco, congrí y vianda frita, rositas y frituras de maíz, maní tostado, turrones de maní, plátano frito con puerco, refrescos, jugos, helados, batidos, etc. Aunque no se venden bebidas alcohólicas, muchos de los caminantes llevan en una mano la popular cajita de ron “Paticruzao”.
Otros vendedores hacen zafra vendiendo imágenes del Santo. Encontramos figuras en yeso y madera de San Lázaro. Incluso las hay trenzadas con hilo de yute, y en muchas se aprecian referencias al sincretismo religioso cubano entre las religiones católica y africanas.
Las misas en la iglesia se suceden cada hora. Generalmente la misa de las 10 de la mañana la oficia el cardenal Ortega, Arzobispo de La Habana. En está ocasión oró por la reconciliación de los cubanos y por la unión de las familias.
Mientras la misa se desarrolla, cientos de fieles entran y salen del templo. Todos acuden a un altar situado a la izquierda del altar mayor, donde ante la imagen de San Lázaro se amontonan cientos de ramos de flores, tabacos, dinero y otras ofrendas.
Ya dentro de la iglesia los olores a incienso, humo de tabaco y flores se mezclan de una forma tal que deja en la ropa un aroma particular. Fumar un tabaco es una forma de agradar al Santo, a Babalú Ayé, según el sincretismo religioso, y comunicarse con él directamente.
No deja de llamar la atención la fuerte presencia policíaca y el ir y venir de autos patrulleros en medio del vaivén de caminantes.
Peregrinar hasta el Rincón es una especie de romería, pero a la cubana. Hay quien va en son de fiesta y se da su trago de ron junto con su grupo de amigos; pero también son muchas las familias que uno encuentra durante la caminata desde Santiago de las Vegas hasta la iglesia.
La caminata al Rincón a ver al Viejo, el 17 de diciembre, es definitivamente una tradición de gran arraigo popular.