LA HABANA, Cuba, mayo, 173.203.82.38 -En el contexto del Día Mundial de la Libertad de Prensa, proclamado por la Asamblea General de Naciones Unidas (el 3 de mayo), el señor Ernesto Vera Méndez ha mantenido una inusual actividad. El señor Vera es un viejo lobo de la prensa oficialista cubana. Durante muchos años dirigió la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), y ahora, ya jubilado, ostenta la presidencia de honor de la Federación Latinoamericana de Periodismo (FELAP), una organización que agrupa a los profesionales de la prensa de la más rancia izquierda en la región.
El veterano periodista participó en un panel temático entre profesionales del sector que tuvo lugar en el habanero Instituto Internacional de Periodismo “José Martí”. Además, escribió un largo artículo sobre la libertad de prensa, que apareció en la edición del 1ro. de mayo del periódico Granma. En ambas ocasiones, el señor Vera arremetió contra la situación de la prensa en las que denomina peyorativamente “sociedades capitalistas”. Allí, según él, los dueños de los medios han secuestrado la verdad, y hasta el propio concepto de la libertad de prensa, y a los receptores de la información solo les queda la posibilidad de optar por uno u otro órgano de prensa, pero siguen leyendo o escuchando lo mismo.
El señor Vera, con esa visión absolutizadora que tiende a desconocer los matices— tan propia de los adeptos a la ideología comunista—, pretende ocultar que en esas sociedades tan criticadas por él, aun si la derecha controlara la mayoría de los medios de prensa, siempre se le permite a la izquierda el mantenimiento legal de periódicos, revistas y hasta estaciones de radio y televisión. En Cuba, por ejemplo, el periódico Hoy, de activa presencia en la etapa republicana, era el portavoz de la ideas marxista-leninistas que profesaban los miembros del Partido Socialista Popular.
Un análisis más cercano a la realidad cubana, sin embargo, podría convencernos de que las intenciones de Vera iban más allá de la conmemoración del Día Mundial de la Libertad de Prensa. El mismo día en que apareció el referido artículo de Granma, el canciller Bruno Rodríguez Parrilla presentó en Ginebra un informe sobre el estado de los derechos humanos en Cuba. En el informe, por supuesto, se expresa que en Cuba se respetan todos esos derechos, incluida la libertad de prensa.
Después de la intervención del Ministro cubano, y como era de esperarse, numerosos delegados hicieron uso de la palabra para cuestionar algunos de los planteamientos del señor Rodríguez Parrilla. Y el tema de la supuesta libertad de prensa existente en Cuba fue uno de los blancos principales de las discrepancias. Entonces el artículo de Ernesto Vera habría actuado como el clásico “poner el parche antes de que salga el grano”.
Con respecto a la defensa del representante del gobierno cubano frente a los señalamientos de otras delegaciones, el canciller llegó a decir que “la mayor garantía de Cuba para la libertad de prensa es que los medios son de propiedad social, y por tanto no obedecen a intereses específicos de la propiedad privada”. Y no conforme con haber expuesto semejante “solución” para el caso cubano, el ministro Bruno se atrevió a hacerles una sugerencia parecida a los presentes: “El derecho a la información libre y veraz debiera ser garantizado por los Estados”.
Curiosa manera esta que tienen los castristas para definir la nefasta concentración de la información. Para ellos, la información que proveen los disímiles propietarios de los medios está más monopolizada que la que ofrece el Estado como único actor. Imaginamos que la propuesta de Bruno no haya tenido muchos oídos receptivos allá en Ginebra. Que lo compre el que no lo conozca.