LA HABANA, Cuba, abril (173.203.82.38) – El sábado 15 de abril amaneció entre ruidos de camiones, salvas de artillería, himnos y una multitudinaria marcha, en la cual se destacaba la presencia de las tres armas que componen la Fuerza Armada Cubana.
En horas de la tarde, Raúl Castro, en un discurso presentado ante 997 delegados que representaban a unos 800 000 miembros del Partido Comunista de Cuba (PCC), dejo inaugurado el VI Congreso de esta organización.
En su informe, Castro esbozó un panorama nada halagüeño sobre lo que había ocurrido en el país durante los últimos cincuenta años; y las no menos lúgubres perspectivas a las que se enfrenta la nación, al menos durante un quinquenio.
Según afirmara Castro, en las reuniones previas al evento, efectuadas con la población, las 291 propuestas originales, fueron ampliadas a las 311 que serán consideradas los delegados a la reunión; aclarando que ciertas propuestas habían sido excluidas por hallarse en abierta contradicción “con la esencia del socialismo”.
Castro siguió diciendo que los acápites que más interés atrajeron durante las reuniones con la población fueron: la eliminación de la libreta de racionamiento, la política de precios, la transportación de pasajeros, la educación, la unificación monetaria y lo referente a los servicios de salud. Estos serán los temas en los cuales estarán centrados los debates del tan esperado VI Congreso; es decir, se abordarán consecuencias, pero no las causas que las originaron.
Para algunos analistas resultan de interés los señalamientos de Castro sobre el olvido al que fueron a parar los acuerdos de los sucesivos congresos del PCC, sin que se exigiera su aplicación; afirmando que él sí demandaría el cumplimiento de lo que se apruebe en el actual congreso, e inclusive en los pasados. Además, señaló lo nefasto del excesivo centralismo, que ha paralizado la toma de decisiones en el aparato administrativo de la nación.
En el informe no se abordan temas de fondo, todo se achaca al deficiente funcionamiento de las estructuras económico-administrativas del Estado; obviando con ello que estas circunstancias surgen de la aplicación de un sistema inviable, debido precisamente a su esencia anti natural; por ello, se puede vislumbrar que entre los acuerdos estarán:
El relevo de Fidel Castro de todos sus cargos.
La elección de nuevos rostros en las distintas estructuras del Comité Central.
Algunas tímidas reformas económico-estructurales.
Ciertos ajustes políticos que garanticen la irreversibilidad del castrismo.
Y como resultado final: más de lo mismo.