LA HABANA, Cuba, marzo, 173.203.82.38 -El joven matrimonio con sus dos niños se apresuró en vano a tomar asiento en la pizzería Al Mare, de Guanabo, insignia de la localidad turística al este de la capital, en la que no había clientes.
El amable empleado los trajo a la realidad: ni pizzas, ni espaguetis. No se podían elaborar por falta de puré de tomate, debido a que la empresa municipal estatal de Comercio y Gastronomía, encargada de suministrar los abastecimientos, no lo envía.
Han transcurrido casi tres meses sin que la pizzería, situada en Quinta Avenida y calle 480, haya podido vender una sola pizza o un plato de espaguetis. “Y no ha sido por falta de gestiones, diarias y persistentes de Tania, la administradora, que se comunica telefónicamente con los superiores y hace la reclamación”, expone una empleada que prefirió no dar su nombre.
La empresa municipal alega que no envía puré porque no tiene, ni lo recibe del almacén central. Supuestamente falta la firma de no se sabe quién autorizando no se sabe qué.
La administradora propuso a las empresas municipal y provincial utilizar los cuarenta pesos diarios (cerca de dólar y medio) presupuestados para comprar verduras en el mercado y ofertar ocasionalmente alguna que otra variedad de pizzas, para adquirir tomates frescos y hacer la salsa en la propia pizzería. Los empleados tienen disposición para fabricarlo y los medios de cocina necesarios. Incluso, ahora hay relativa abundancia de tomates, por ser la época alta, pero los funcionarios de mayor rango de la empresa lo prohibieron, tronchando la iniciativa.
Tampoco aceptan que los trabajadores compren en tiendas dolarizadas el costoso puré, o un puré más barato, elaborado por industrias locales artesanales autorizadas.
Los trabajadores de las tres únicas pizzerías estatales en el extenso territorio de Habana del Este, Narran historias similares. Esas pizzerías venden a precio económico, accesible al bolsillo del pueblo. Pero tampoco han logrado mover la conciencia de los rígidos burócratas.
“A esta pizzería venimos muchos, desde escolares, a quienes sus padres no pueden dar más dinero que para una pizza, o pizza y espaguetis, hasta jubilados con escasa pensión, familias numerosas y veraneantes ocasionales. Personas que no tenemos dinero para gastarlo en una pizzería particular, que vende a precios dos, tres y hasta cinco veces superiores. Tampoco tenemos dinero para gastar en un restaurante o paladar”, se queja un jubilado.
No obstante, la pizzería permanece abierta para vender cerveza, ron, cigarrillos y caramelos. Pero ni pizzas ni espaguetis, razón central de la existencia de cualquier pizzeria, como su mismo noombre indica.
Ante la insistencia de Tania por hallar el modo de no estar parados, sin prestar servicio y sin ingresos, uno de los burocratas superior le comunicó que enviaría un poco de puré de ají para las pizzas y espaguetis.
“No es lo mismo, no tiene el mismo sabor ni la misma aceptación por el público que el tomate, pero podemos mejorar el sabor del ají con comino y otras especias, y habrá venta por unos días”, comentó la administradora con sus trabajadores, quejosos porque el semi-paro laboral, del que no son responsables, los perjudica salarialmente.