LA HABANA, Cuba, abril, 173.203.82.38 -Cubanas negras y mestizas se quejan por estar en desventaja con respecto a las mujeres blancas en materia de maquillaje y cosméticos. Éstos son mucho más escasos para ellas, en el mercado cubano. Además, las empaquetaduras de los productos de belleza son racistas.
Un sugerente segmento de aproximadamente 533 mil mujeres negras, y un millón 394 mil mestizas, del total de seis millones 200 mil, según estadísticas oficiales (sin incluir metrosexuales masculinos), enfrentan la hiriente segregación racial que sugieren tales productos a la coquetería femenina frente al espejo.
Pero, según parece, no es su única agresión contra las cubanas afro-descendientes. Ana Dayana León Lugo, de 27 años, residente en el municipio habanero de La Lisa, dijo:
“Hay que tener mucho cuidado con los productos que la peluquera nos aplica. A mi hermana le hicieron un desriz y, al enjuagarse luego, se le cayó el pelo. Tuvo quemaduras en el cuello. El producto estaba pasado de potasa (sosa cáustica)”.
León comenta que los productos de belleza que se venden en las shopping, “cuestan demasiado caros y a veces se pierden durante mucho tiempo, como los desrizadores que usamos negras y mestizas. No es bueno cambiar de marcas confiables, pero tenemos que caer en manos de individuos que los fabrican artesanalmente sin conocer de química, sin las medidas exactas, excediéndose a veces en la cantidad de potasa, componente principal del desrizador. Pasa lo mismo con otros productos, como la grasa gruesa y como ciertas cremas para la piel. Aparte de su insegura calidad, no vemos fecha de vencimiento”.
El pote de grasa sólida cuesta cuatro dólares (cien pesos); el desrizador, entre 7 y 10 dólares (175 a 250 pesos). El salario promedio mensual de la mayoría de las mujeres encuestadas es de 250 pesos.
La manicure Yenisel Hernández Bertot, de 23 años, residente en Marianao, puntualiza:
“Hay que tener cuidado con las peluqueras…Usan cualquier desrizador y te pueden tumbar el pelo. Yo no trabajo peluquería por eso. Es menos complicado, menos problemas. Los productos de belleza cuestan muy caros en las tiendas. Al principio de la apertura del trabajo por cuenta propia, el gobierno se comprometió a vendernos artículos más baratos. No cumplió. Le compro a gente que viaja a Brasil, México, Ecuador, Venezuela. Traen para vender pelucas, desrizadores, creyones para labios, coloretes, set de maquillaje, pinturas para uñas, cejas y uñas postizas; maquinitas para poner uñas. Los frascos de pintura están a dos dólares en las shopping. A ellos se los compro a un dólar. Es una especie de contrabando, pero si no les compro a ellos, no tendría ganancias después para pagar los impuestos. La gente no está bien económicamente”.
En el periódico oficial Trabajadores (24-12-2012), Olivia Teresa González, de Centro Habana, diputada a la Asamblea Nacional, se quejó de que “no hay una perspectiva o proyección en la producción nacional de cosméticos y otros productos de belleza para la mujer negra cubana”.
La empresa cubano/española Suchel Camacho tiene el monopolio casi total de la producción nacional de cosméticos, artículos de belleza y de aseo, de limpieza del hogar e industrial. La propaganda y presentación de los envoltorios llevan implícitos rasgos de discriminación racial: las etiquetas responden al modelo de hombre y mujer blancos europeos y no al pueblo cubano multirracial.