LA HABANA, Cuba, diciembre, 173.203.82.38 -La IV Cumbre CARICOM-CUBA resultó un encuentro social entre vecinos, reunidos en Trinidad y Tobago, el 8 de diciembre, muy publicitado en los medios cubanos. Apenas cuatro días después de participar en el cónclave de mandatarios constitutivo de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), Raúl Castro, usualmente muy poco entusiasta por los trajines viajeros, compartió unas horas con los homólogos recién encontrados en Caracas, y que suelen andar La Habana asiduamente.
“En un futuro, tal vez cercano, el presidente que en ese caso represente a mi país podrá hacerlo en inglés: I speak English very, very bad. Es decir que a mi edad va a ser difícil (aprender inglés), pero el próximo debe hablar inglés”. Estas afirmaciones del mandatario cubano fueron la verdadera novedad de la cumbre.
Evidentemente Raúl Castro sugirió que no pretende ser un anciano aferrado al poder absoluto y que por lógica de su edad (80 años), el reemplazo no tardará decenios. Quizás también tenga en mente que por el peso del trabajo para sacar a Cuba de la crisis general y acometer los cambios sustanciales imprescindibles, incluido el avance democrático, se requiere abrir la sociedad cubana.
Al parecer se trataba de un ritual para comenzar el año de festejos por el 40 aniversario de aquel 8 de diciembre de 1972, cuando los primeros ministros Errol Barrow (Barbados), Forbes Burnham (Guayana), Michael Manley (Jamaica) y Eric Williams (Trinidad y Tobago) establecieron relaciones diplomáticas con Cuba.
Actitud que las autoridades cubanas de entonces y ahora, porque son las mismas, consideraron un paso audaz al desconocer el acuerdo de suspender al gobierno cubano en la Organización de Estados Americanos (OEA), y el consiguiente rompimiento de relaciones por las naciones, con excepción de México y Canadá.
Sin embargo, las relaciones de Cuba con los países caribeños tuvieron altas y bajas prolongadas a tenor con los cambios de dirigentes en ellos, y por las actividades cubanas, particularmente en Granada, desde 1979, vinculadas al gobierno de Maurice Bishop, donde había una apreciable presencia de colaboradores de la Isla en muchas esferas, e incluso se construía un gran aeropuerto. También debido a la confrontación con Estados Unidos, por la invasión a esa isla, en 1983.
Los vínculos con el área del Caribe mejoraron muchos años después, en lo que influyó la paulatina normalización de las relaciones cubano-granadinas.
Las cumbres CARICOM-CUBA se efectúan cada tres años, pero los contactos son permanentes, fundamentalmente a través de las visitas de los dirigentes caribeños a La Habana, donde algunos hasta han recibido asistencia médica.
Igualmente influye la colaboración cubana en la formación de estudiantes universitarios caribeños y el envío al área de especialistas en la salud y educación.
También ha contribuido al estrechamiento de relaciones el suministro de petróleo en condiciones financieras ventajosas por Hugo Chávez, y los planes en el marco de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA), creada en 2000, originalmente por Venezuela, Cuba, Bolivia y Nicaragua, a la que se incorporaron como miembros Antigua y Barbuda, Ecuador, San Vicente y las Granadinas, en 2009.
La Declaración de Puerto España, capital de la isla sede de la Cumbre, apenas recibió unas líneas en la página 5 del periódico Granma, con las formulaciones usuales sobre el compromiso con la Carta de la ONU, el multilateralismo y los principios fundamentales del Derecho Internacional, y la “condena enérgica a la aplicación unilateral y extraterritorial por parte de Estados Unidos de leyes coercitivas y medidas que van en contra de esos derechos”.
La “condena” se refería a la no aceptación de Raúl Castro como huésped del Hotel Hilton y a la imposibilidad de que la reunión se efectuara allí. Según se ha conocido, ese hotel es propiedad del Estado, pero administrado por Hilton, por lo que al ser una cadena norteamericana tenía que regirse por las disposiciones establecidas por el embargo de Estados Unidos a Cuba.
Según anunció la fuente, en la sesión plenaria se trataron temas relacionados con la integración regional y hemisférica, la mitigación de desastres naturales y la cooperación en la esfera de la salud, así como el tráfico ilegal de armas ligeras, el narcotráfico, las enfermedades no transmisibles, la situación en Haití y la colaboración entre las instituciones de las partes.
Indudablemente, 2011 ha sido un año de muchas conferencias al más alto nivel, entre las cuales fue deslucida la Cumbre Iberoamérica, efectuada en Paraguay, con la inasistencia de varios mandatarios regionales. La inminente salida de José Luís Rodríguez Zapatero en España y la seria crisis económica de ésta y Portugal, se unieron a la inconveniencia de la sede para algunos vecinos y a los preparativos para la gran reunión que a comienzos de diciembre creó la CELAC.
Por su parte, la Cumbre CARICOM-CUBA, podría denominarse “el encuentro de los agradecimientos mutuos”, entre otras cosas por los votos de respaldo al gobierno cubano en los foros internacionales, y los compromisos.
No obstante, fue una formalidad sin trascendencia, que anunció como primera actividad por el 40 aniversario de las relaciones, que la próxima Feria Internacional del Libro de La Habana se dedicará al Caribe, en febrero de 2012.