LA HABANA, Cuba, junio, 173.203.82.38 -Tal vez algún día por qué se desintegró el equipo de Talía González y Maray Suárez, dos jóvenes periodistas oficiales que recordamos por sus “atrevidos” reportajes televisivos, encaminados a destapar algunos aspectos menores del entramado de negligencias y maltratos que prevalece en los servicios estatales.
Más que consentido, sin dudas dirigido “desde arriba”, el binomio logró crear cierto nivel de expectativa entre la población, por adentrarse en tales temáticas, aunque sin pasar la línea de tolerancia. Siempre –como dice el dicho– jugando con la cadena, pero sin tocar el mono.
Pero, desde hace un tiempo, Talía González anda sola por la calle con sus conflictos a cuestas. A tono con los problemas que aquejan al cubano de a pie, nadie con mejor “olfato periodístico” que ella, consigue hoy mostrarnos cosas como la escasez de productos de fabricación nacional o el tema de los derechos y obligaciones de los trabajadores del sector privado.
Solo es casual en apariencia que donde Talía pone el reportaje, más adelante el Estado pone las auditorías y otras prohibiciones. Como llevamos ya cincuenta años conociendo a nuestros caciques, no es difícil pensar que las coordenadas de Talía son trazadas de antemano, y no precisamente por ella y su olfato de periodista investigativa. La periodista cumple su misión de ofrecer el pretexto y preparar la opinión pública, limpiando el terreno para el posterior trabajo de las autoridades, que parecen solo a través de sus reportajes enterarse de los problemas que debían conocer.
Por donde pasa Talía, arrasa. Si en La Habana se ha reducido el número de los revendedores ilegales en los portales de tiendas, esa disminución se debe en gran medida a sus reportajes. Los carretilleros que transportan viandas y hortalizas también fueron diezmados debido a la “objetividad periodística” de la intrépida chica. La venta de materiales de la construcción está más desorganizada y deficitaria después que ella reportara sobre la existencia de un ejército de especuladores en su entorno.
Ahora esperamos que su más reciente reportaje, sobre la manipulación de los precios en las Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD), transmitido por el Noticiero de la Televisión Cubana el martes 5 de junio, haga rodar nuevas cabezas.
La periodista se pregunta ahora: ¿De quién es la responsabilidad, aun cuando el proveedor es el mismo y los artículos son de fabricación nacional? ¿Bajo qué criterios se aumentan estos precios? ¿Seguirán en ascenso?
El momento más teatral del reportaje de marras se dio cuando la periodista intentó filmar dentro de una tienda, en la céntrica esquina de Línea y L, en el Vedado. Ante su solicitud, la gerente de la tienda manifestó: “La prensa no, cualquiera que vaya a filmar tiene que tener con una autorización del Ministerio de Turismo”.
Me parece improbable que la super oficialista Talía desconociese la supuesta directiva que regula el acceso de la prensa a las TRD. ¿Acaso será que quiso enviar un mensaje a los periodistas independientes: si yo no puedo, ustedes ni lo piensen? Dudo mucho que el no haber editado el incidente, tuviera como objetivo denunciar la falta de libertad de prensa en nuestro país. Quizás la gente del noticiero quiso, mostrándonoslo, agregar una nota de color a ese aburrido reality show que nos brindan cada noche.
En apariencia, Talía González puso el dedo en la llaga con su reportaje sobre los precios prohibitivos y las “multas” (aumentos sobre el precio real) impuestas a artículos de primera necesidad en las shoppings habaneras. Veremos qué persiguen los caciques con este nuevo show. Lo sabremos cuando veamos qué hace y a quien truena esta vez el gobierno para enfrentar el problema. Como de costumbre ya Talía les preparo el terreno.