LA HABANA, Cuba, julio (173.203.82.38) – Recientemente se ha divulgado el llamamiento firmado por un grupos de líderes de la oposición histórica, del Grupo de los 75 y de las Damas de Blanco, dirigido a los “cubanos y amigos de todo el mundo”; en el cual exponen una propuesta para lograr el transito pacifico de la nación “hacia la libertad y la paz”.
El documento en cuestión, llamado “El camino del Pueblo”, está dividido en seis acápites, en los cuales se establecen conceptos definitorios, tales como “Sólo a los cubanos nos corresponde definir y decidir sobre los cambios que necesita nuestra sociedad. . .”; y sobre la necesidad de efectuar un “diálogo nacional; para que el pueblo pueda conservar todo lo positivo que ha creado y cambiar soberanamente aquello que decida cambiar”.
Los opositores concretan su propuesta en tres puntos:
1. Cambiar las leyes del país para garantizar, entre otras, las libertades de expresión, de asociación y religión; así como la liberación de todos los encarcelados por motivos políticos.
2. Efectuar un diálogo nacional, elecciones libres para todos los cargos públicos y para una Asamblea Constituyente.
3. La reconciliación, sin exclusiones, de todos los cubanos.
Para viabilizar este propósito, proponen: “Crear una Comisión Nacional integrada por miembros del gobierno y de la oposición democrática y por otros componentes de la sociedad civil, incluyendo representantes de los sindicatos, iglesias y fraternidades”.
Es conocido que la negociación implica el dar o recibir; por ello, es en este aspecto en donde las intenciones se distancian de las realidades.
Me pregunto: ¿Tienen los solicitantes algo que ofrecer a cambio?. ¿Es objetivo esperar a que el gobierno se sienta obligado a negociar con miembros de la oposición democrática?. ¿Los aludidos “representantes de los sindicatos, las iglesias y fraternidades representan a la sociedad civil independiente y neutral?.
Como integrantes de la citada Comisión; ¿A qué intereses se responderán?
Esta no es la primera oportunidad en que sectores de la oposición emiten documentos parecidos, sin que los gobernantes se hayan molestado en responder a sus demandas; aunque podría señalarse que en esta oportunidad el escrito contiene una “base común”, lo que podría constituir un primer paso para que los disidentes puedan proyectar sus demandas con una voz única.
Lo significativo de este documento es que el mismo está suscrito por unos 40 líderes de disimiles orientaciones políticas; y el hecho de que por primera vez, las “Damas de Blanco”, se han adherido a una declaración de índole política.
Por lo demás, y a pesar de las loables miras contenidas en el llamamiento, es previsible que tenga el mismo destino que corrieron las propuestas anteriores, quedando en eso: un loable propósito.