BARCELONA, España.- Dedicado este año a Cuba, que compite con varios documentales de corto y largo metraje, una película y otros materiales de muestra, se inicia esta noche en la Filmoteca de la ciudad condal la decimoséptima edición del Festival de Cine LGBTI que visibiliza a la comunidad gay-lésbica del país y el mundo.
Hasta el próximo 29, y durante diez días, el evento acogerá también a más de medio centenar de audiovisuales procedentes de otras regiones además de las autónomas.
El programa inaugural estará dedicado a debatir sobre transfobia que se aún se respira en este revuelto puerto del mediterráneo, y tendrá un panel de expertos integrado por Mercè Meroño, Fina Campas, Fabiola Llanos, Morando Morandini, Gherardo Morandini y la presencia de Carmen de Mairena.
Se tiene previsto para mañana 20 de octubre la acreditación oficial y la ceremonia de apertura a las 9:30 p.m. en la Sala Laya, con la película cubana Santa y Andrés (Carlos Lechuga, 2016), que ha sido censurada y nunca exhibida en su país y cuenta una historia de intolerancias y prejuicios no solo de índole sexual, sino social y política, sobre la cual se teje una retorcida historia de amor.
Se trata de dos personajes ricamente conformados que integran la galería de ilustres seres humanos en nuestro cine. La película parece hibridar en un contexto ficcional a dos intelectuales coetáneos y “desviados” del proceso revolucionario: Delfín Prats y Reinaldo Arenas.
Otro largometraje, pero esta vez en el género documental, es Villa Rosa (Lázaro G. González, 2016), que nos ubica en Caibarién, humilde poblado de pescadores al centro-norte del país, el que organiza anualmente un carnaval acuático por parte de la activa comunidad gay residente allí, oportunidad que aprovechó el joven director junto a sus guionistas para investigar y revelar criterios y experiencias de muchos de los lugareños, acerca de su vida en ese sitio.
En realidad la indagación del filme trasciende el hecho puntual para abordar el asunto mucho más allá del contexto, partiendo de los diversos puntos de vista que, según las personas llamadas a concurso, sus profesiones y niveles culturales, van tejiendo un mapa de la diversidad sexual, su historia (macro y micro) así como sus accidentes, desde lo específico y local a lo nacional. Sin que falte el aporte inusitado de una población mayoritariamente hétero y respetuosa.
Otro documental del mismo realizador de Villa Rosa es Máscaras (2015) que trata tema y protagonista similares y que le sirvió de tesis periodística para graduarse de la FCOM, se exhibirá el domingo 22 a las 6:30 p.m.
Pequeños filmes prosiguen este sendero de indagación en identidades alternativas y disidentes: Luxemburgo (Fabián Suárez, 2016) sigue la relación fallida entre un hombre obeso, gay y soñador, y un guardia de seguridad de la primera fábrica de McDonalds que se abriría en Cuba. Machismo, doble moral y homofobia teñida de pragmatismo e insensibilidad, caracterizan este acercamiento a una zona de la sociedad cubana, sin dejar de apuntar a aspectos universales.
Por último, el corto documental Batería (Damián Sainz, 2016) visita desde la cámara el interior de una antigua fortaleza militar en ruinas, en las afueras de La Habana, adonde acuden homosexuales no solo en busca de sexo, sino también de un refugio emocional detrás de sus muros y escombros. Estimable ensayo sociocultural que aboga por el testimonio no solo a nivel de imagen sino también sonoro, para trazar una cartografía de espacios representativos de la periferia a la que es relegada la comunidad diversa en Cuba, abocada no solo a la marginalidad sino al peligro, a pesar de lo cual muchos logran erigir un digno y hasta hermoso albergue.
Para el Domingo 29 está prevista la ceremonia de clausura a la misma hora que la apertura, pero en la Sala Chomón.