MIAMI, Estados Unidos. – La Serie de Cine Cubano del Festival de Cine de Miami, uno de los más importantes eventos culturales bajo los auspicios del Miami Dade College (MDC), rendirá tributo al cineasta Sergio Giral con la proyección de su largometraje María Antonia el 21 de junio a las 7:00 p.m. en el Koubek Center del MDC.
Giral falleció en Miami el pasado 12 de marzo a la edad de 87 años, luego de dirigir una significativa filmografía que dirime, en toda su influencia y complejidad, el legado de la cultura africana en Cuba.
Dedicó al infame capítulo de la esclavitud en la Isla una trilogía que hoy pertenece a planes de estudio en numerosas universidades del mundo: El otro Francisco, Rancheador y Maluala.
Sufrió directamente la censura con su película Techo de vidrio, sobre un caso de malversación en la dirigencia castrista; y con Plácido llevó al cine la vida del poeta conspirador Gabriel de la Concepción Valdés, fusilado por los españoles en el siglo XIX.
Giral cursó su enseñanza primaria y secundaria en Nueva York y regresó a Cuba en 1959 bajo el influjo de una sociedad prometedora para “los humildes”.
![Sergio Giral en Miami](https://www.cubanet.org/wp-content/uploads/2024/06/cubanet-sergio-giral.jpg)
Antes de retornar definitivamente a Estados Unidos, al comienzo de los años 90, estrenó en Cuba un largometraje que es el parteaguas de su obra: María Antonia, basado, libremente, en la obra teatral homónima de Eugenio Hernández Espinosa.
La película revitaliza y rinde pleitesía al legendario género del cine de rumberas, obliterado por el ICAIC como “rezago del pasado”, que, sin embargo, marcara pauta en México gracias al talento de gloriosas artistas cubanas, del baile y la música popular.
María Antonia es una película excepcional que se desarrolla en los satanizados años 50, como un bolero y no una canción del grupo Moncada, sin “clandestinos”, ni torturadores a la vista.
Inmersa en el marginalismo que la llamada Revolución no pudo mitigar, más cerca de nuestra idiosincrasia melodramática, es la historia de una mujer rebelde, fatal y pasional, que luego la Federación de Mujeres Cubanas no pudo metamorfosear en combativa miliciana o maestra Makarenko.
Cuando María Antonia se estrenó, 31 años después de la llegada al poder de la dictadura que barrería la escoria republicana, con sus vicios, discriminaciones e injusticias, era obvio que muy poco había cambiado. La película alcanza, de tal modo, una vigencia conmovedora.
María Antonia se mueve en medio del panteón afrocubano, clandestino durante la colonia, y luego prohibido en un tramo largo de la dictadura castrista.
Los personajes luchan por sobrevivir a como dé lugar, porque siempre hay un atisbo de esperanza en el horizonte y saben cómo pasarla bien en el ínterin. Hay tragos, gastronomía activa, bailes, fiestas y tiendas donde los menos favorecidos satisfacen sus necesidades.
Todavía, los alzados de la Sierra Maestra y el clandestinaje urbano no han comenzado a socavar la nación bajo promesas de libertad y otros beneficios, sistemáticamente traicionadas.
En el documental PM, de Orlando Jiménez Leal y Sabá Cabrera Infante, es como si algunos de los personajes de María Antonia, no tuvieran conciencia aún de la hecatombe social que sobrevendría y se divierten con cierto encanto etílico.
El cine del ICAIC involucró a los cubanos en la trampa de cierta épica llamada a venerar al dictador en jefe y sus experimentos. Los encartonó en asambleas de “mérito y demérito”. Fueron burgueses decadentes y “siquitrillados”, marginales inadaptados, batistianos, obreros socialistas, burócratas mal habidos, espías, enemigos imperialistas.
La algazara política que resuena en Memorias del subdesarrollo o en De cierta manera, que busca llamar la atención sobre lo perfectible del proceso revolucionario, se disipa en María Antonia, tragedia de amores imposibles, orishas con los cuales se pueden discutir desentendimientos terrenales, erotismo y desplantes sociales sin pretensiones.
El marginalismo de María Antonia tiene su protocolo, sus reglas. La debacle castrista ha faltado a todos esos cánones. Los barrios y solares insalubres han dado lugar a una sociedad insalubre, perniciosa.
La María Antonia contemporánea que desciende desafiante del auto en la mañana, luego de trabajar la noche, admite todas las especulaciones de un final abierto que causó cierta conmoción entre los guardianes del catecismo castrista.
Si María Antonia volviera a viajar en la máquina del tiempo para aparecer en La Habana de 2024 sabría que los defectos de la República dieron lugar a los males incurables del castrismo.
La presentación de María Antonia cuenta con la comparecencia de Armando Dorrego, guionista de la película, el más cercano colaborador de Sergio Giral. También han prometido su asistencia algunos miembros del elenco: Alexis Valdés, Lily Rentería y Micheline Calvert, así como el director asistente Tony Somoza, quienes departirán con el público presente al final de la proyección.
La entrada es gratis, pero se requiere reservación en la web miamifilmfestival.com
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